En un lugar donde sus habitantes ni si quiera dejan las puertas con llave debido a su seguridad, la tranquilidad se vio alterada por la matanza sin precedentes en este estado
28/10/23 | 07:00am
A casi 7 mil kilómetros de distancia de San José se encuentra ubicado el estado de Maine, un lugar donde el 80 por ciento de su territorio es bosque, considerado un destino turístico y uno de los lugares más tranquilos para vivir en el noreste de Estados Unidos.
Pero esa tranquilidad se vio afectada la noche del pasado 25 de octubre, cuando Robert Card, un reservista del ejército, asesinó a 18 personas y dejó a otras 13 heridas en un boliche y un bar restaurante en el poblado de Lewiston.
Aún conmocionada por la noticia, Paula Carvajal, una costarricense que tiene siete años continuos de vivir en Maine, cuenta que, a pesar de que en Estados Unidos ocurren tiroteos, jamás esperaba que algo así pudiera ocurrir allí.
“Nunca. Una ve las noticias sobre tiroteos en USA y obviamente que duele el corazón por lo que pasa, pero cuando te digo que no se podía pensar en que en Maine sucediera algo así, es la verdad. Creo que todavía no lo podemos creer”, expresó Carvajal, quien es gerente de Manufactura y Logística en una empresa de energía renovable basada en Maine.
Tras una intensa búsqueda de dos días, la policía estadounidense halló muerto a Card, cerca de un río en Lisbon Falls, una localidad situada a unos 15 kilómetros de Lewinston.
Paula cuenta que justamente este viernes hablaba con un compañero de trabajo sobre el nivel de seguridad que viven en Maine, tanto así que no acostumbra a llevar llaves de la casa porque no suelen dejarlas cerradas las puertas con seguro.
Al igual que ir al supermercado, ni siquiera hay preocupación de dejar el carro con las puertas sin seguro, contó Paula, quien vive en Maine con su esposo e hijos y dice tener una “relación de amor” de 15 años con este estado.
Otra costarricense que vive en Maine es Gloriana Alvarado, oriunda de Esparza, Puntarenas. Ella tiene tres años de vivir allí con su esposo y sus dos hijos y es docente en un colegio.
Al igual que Paula, cuenta hasta esta semana supo lo que es poner seguro a las puertas, pues viven cerca del río Kennebec, donde la policía estuvo buscando a Card tras encontrar cerca su vehículo.
“Yo salgo de mi casa y nunca le paso llave en la puerta, siempre la dejaba sin llave, nunca hasta ahora. Y así estamos con la paranoia de despertarnos a medianoche por algún sonido extraño fuera la casa”, narra Gloriana.
Alvarado cuenta que el día de la matanza una amiga de su esposo iba a ir al bar donde se dio la matanza para encontrarse con amigos, pero le agarró tarde y decidió no ir.
“Ella iba para el bar a compartir con amigos después de trabajar todo el día y no sé qué fue lo que pasó y le agarró tarde y sus amigos estuvieron ahí. Los tres amigos murieron y entonces ella estaba destrozada. Cuando uno no le toca (la muerte), aunque trates de evadirlo, no puedes”, comentó.
Este viernes, las autoridades identificaron a las víctimas, que van desde un matrimonio de unos 70 años hasta un niño de 14 que murió junto a su padre.
El comisionado de seguridad pública de Maine, Mike Sauschick, dijo en rueda de prensa durante la tarde que los negocios de la zona pueden reabri.
La matanza del miércoles es la peor en Estados Unidos desde la de la escuela Uvalde, en Texas, donde un tirador mató a 19 niños y dos maestros en mayo de 2022.
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