Prácticas afines a la “modernidad” han cambiado patrones propios de la localidad
25/07/25 | 07:55am
Padecimientos como la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares han aumentado un 35% en la última década en vecinos de Nicoya menores de 40 años, lo cual compromete los niveles de longevidad que ha alcanzado esta localidad guanacasteca definida como una de las cinco "Zonas Azules" del mundo.
Así lo revela un informe de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR) que advierte sobre factores que circundan alrededor de la "modernidad" que han transformado el estilo de vida de sus habitantes más jóvenes respecto de sus antepasados.
Una mayor urbanización y acceso al transporte automotor, cambios en las dinámicas laborales y el uso de dispositivos electrónicos se ha traducido en estilos de vida más sedentarios, e incluso a darle menos prioridad a la cantidad de tiempo dedicada a afianzar lazos interpersonales.
"La modernización y el acceso a nuevas tecnologías han reducido los niveles de actividad física en las generaciones más jóvenes (...) Históricamente, las personas habitantes de la Península de Nicoya han mantenido una vida activa gracias a sus labores agrícolas, la caminata como medio de transporte y la realización de tareas físicas diarias. Sin embargo, este patrón ha cambiado drásticamente en las últimas décadas", se detalla.
Por otra parte, un crecimiento en la migración de residentes a zonas de mayor concentración poblacional por motivos laborales o educativos ha generado un cambio en el paradigma de la cohesión social y familiar en estas zonas, pasando de predominar familias que vivían con sus abuelos, a un aumento de personas mayores habitando en hogares de larga estancia.
Este fenómeno también ha minado la fuerza que otrora tenían actividades de índole cultural como fiestas patronales o encuentros religiosos que congregaban a la comunidad como pilares fundamentales de la vida social.
"Estudios han demostrado que el aislamiento social y la falta de apoyo comunitario están asociados con un mayor riesgo de enfermedades mentales, deterioro cognitivo y menor esperanza de vida", dice el estudio, impactando negativamente la longevidad de las nuevas generaciones.
Incluso, la calidad del agua también incide en las probabilidades de que los vecinos menos longevos de Nicoya puedan equiparar su expectativa de vida con sus antecesores, siendo que el vital líquido en la comunidad se ha caracterizado por poseer altos contenidos de calcio y magnesio, contribuyendo a la fortaleza ósea de los habitantes de esta "Zona Azul".
Asimismo, la seguridad alimentaria está en riesgo a raíz de la reducción de la agricultura familiar provocada por la pérdida del interés de las nuevas generaciones sobre el conocimiento de técnicas de cultivo y en general a la siembra de productos, incidiendo además en el acceso a una dieta nutritiva.
"Estos cambios sugieren que, aunque la Península de Nicoya se destaca por su longevidad y ejemplo de envejecimiento saludable, será necesario implementar estrategias que permitan preservar los factores que han incidido en su forma de vida", anota el documento.
El concepto de Zonas Azules hace referencia a regiones geográficas específicas identificadas por tener poblaciones con altísimas expectativas de vida, las cuales pueden llegar hasta los 100 años.
La Península de Nicoya se ubica en este grupo de localidades conformadas por Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Icaria (Grecia) y Loma Linda, California (EEUU).
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