Arqueólogos de Dinamarca junto a buzos costarricenses y voluntarios de diferentes nacionalidades celebraron este miércoles 13 de setiembre el hito en un proyecto que comenzó hace 8 años
Antonio Jiménez Rueda / Material audiovisual: CCBEM / Edición de video: Luis Ramírez
15/09/23 | 08:57am
Puerto Viejo, Limón (Costa Rica). Un trozo de madera hallado este 13 de setiembre a 5 metros de profundidad en el mar frente a Cahuita, podría ser uno de los eslabones perdidos en una investigación que busca determinar si el origen de los afrocostarricenses tiene vínculo con el naufragio de barcos daneses en 1710.
En lo que consideran un momento histórico, arqueólogos de Dinamarca, buzos costarricenses y voluntarios de la comunidad afrodescendiente de Limón lograron extraer ese material, la mañana de este miércoles.
La expedición es parte de un proyecto que comenzó hace ocho años por iniciativa del Centro Comunitario de Buceo Embajadores y Embajadores del MAR (CCBEM), a partir de la premisa Naufragios Hipotéticos de 1710: Barcos Daneses esclavistas en el Parque Nacional Cahuita.
El doctor David Gregory, arqueólogo del Museo Nacional de Dinamarca, y el máster Andreas Bloch del Museo Vikingo fueron quienes lideraron el descubrimiento submarino.
¿Por qué haber encontrado madera es tan importante? Permitirá realizar una "datación dendrocronológica": estudiar los años de crecimiento de la madera para identificar qué tipo es, su edad y de dónde proviene, explicó la periodista María Suárez, coordinadora del CCBEM.
Ese análisis revelará si la madera es de la zona escandinava y si data del siglo XVIII. De ser así, casi que se confirmaría la teoría de que los galeones que están hundidos en el Parque Nacional Cahuita son daneses y naufragaron hace 313 años.
Durante una primera (parte de la ) expedición (actual) en mayo de 2023, dos buceadoras de la comunidad (Ana María Arenas y Maraya Jiménez) encontraron ladrillos donde están los restos de (otro) de los barcos.
Durante una primera parte de la expedición actual, en mayo de 2023, dos buceadoras de la comunidad (Ana María Arenas y Maraya Jiménez) encontraron ladrillos donde están los restos de otro de los barcos. De acuerdo con Suárez, estos ladrillos fueron analizados en Europa, donde se determinó que son de la localidad de Flensburgo, en la frontera de Alemania con Dinamarca.
En el siglo XVII, recuerda Suarez, Dinamarca elaboró todos sus ladrillos con barro proveniente de una fosa única en Flensburgo.
Por registros históricos ya conocidos, se sabe que los barcos Fredericus IV y Christianus V naufragaron en la costa Caribe y transportaban 40 mil ladrillos. Ladrillos de esos que Ana María y Maraya, buceadoras formadas en el centro comunitario, encontraron hace cuatro meses.
De acuerdo con los recuentos históricos en Costa Rica, Dinamarca y Sevilla, cuando esos dos barcos naufragaron en 1710, transportaban 600 personas en condición de esclavitud, todas provenientes del continente africano.
Se sabe que ocurrieron estos naufragios, pero el lugar no se conoce con exactitud. El hallazgo de este 13 de septiembre de 2023 nos acerca a identificar con mayor precisión científica el lugar de estos accidentes, y a partir de eso, permitirá investigar qué pasó con los africanos que viajaban en las embarcaciones.
¿Cuántos de ellos llegaron a tierras del Caribe costarricense? ¿Qué relación tuvieron con las comunidades Bribri y Cabécar? ¿Desde cuándo? Las respuestas a estas preguntas también catalizarían un hallazgo mayor: que los afrodescendientes habitan el territorio costarricense mucho tiempo antes de lo que los registros oficiales sugieren.
Y eso es justamente lo que ha movido a muchos jóvenes a participar en el Centro Comunitario de Buceo Embajadores del Mar, el motor de estas expediciones.
Nietos y nietas de pescadores de la zona, que con el apoyo de profesionales y académicos nacionales e internacionales, se prepararon para adentrarse en las profundidades del mar para reconstruir su historia y entender de dónde viene.
"La tenacidad de esta comunidad y de su juventud de quedarse con la búsqueda de un proceso tan difícil, lo que evidencia es que (...) el hecho de que las comunidades sean las que gestionan sus propios proyectos para salvaguardar sus legados culturales, históricos y sociales, es el secreto de lo que llaman sostenibilidad", recalca Suarez, fundadora del CCBEM.
Pete Stevens es ejemplo de esa tenacidad de la que habla Suárez. Tenía 15 años cuando se unió a este proyecto y este jueves, con 22 años de edad y después de la formación que recibió en CCBEM y de su compromiso, fue pieza fundamental en el resultado de una expedición sin precedentes.
Este hallazgo se enmarca dentro de una lucha más grande e importante para los habitantes del atlántico costarricense.
"Para nuestra comunidad que todavía en la actualidad lucha por los derechos territoriales y por convencer a nuestro propio país de nuestro arraigo a estas tierras, es difícil celebrar. Sin embargo admito que todo indicio (de nuestra llegada) entre mas antiguo sea, nos alegra tremendamente", expresó Wanda Patterson, ciudadana afrodescendiente.
"Si fuimos traídos en cadenas hace más de 300 años", recalca esta vecina de Puerto Viejo, "somos africanos nacidos en Costa Rica, en tierras caribeñas de Talamanca. Tenemos más de 6 generaciones viviendo en estas tierras".
Como agrega Patterson, "el africano en Costa Rica tiene historia de su presencia a lo largo de este país; nuestra influencia en la música, bailes y religión, lo demuestra indiscriminadamente".
"Porque en cadena vinieron algunos pero no todos", concluyó.
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