Denuncia, Fiscalía, abuso sexual, Fabricio Alvarado
Fotografía: Facebook de Fabricio Alvarado

Fabricio Alvarado abusó sexualmente de mí cuando yo tenía 13 años y él 32 años de edad, denuncia mujer ante Ministerio Público

Hechos habrían ocurrido en 2006, año en el que actual diputado y candidato presidencial era periodista de televisión y cantante en iglesias evangélicas

Antonio Jiménez

04/10/25 | 21:24pm

En 2006, Fabricio Alvarado era conocido por su trabajo como periodista y presentador de Noticias Repretel, en canal 6. Tenía 32 años de edad y no tenía ninguna relación con la política. Fuera de cámaras, Alvarado tocaba guitarra y cantaba, principalmente en centros cristianos. Uno de ellos era una iglesia ubicada en Desamparados, de donde es oriundo el hoy diputado y candidato presidencial por el partido Nueva República. 

Fue durante una entrevista que realizó en el noticiario “como en el año 2004”, cuando la dueña y pastora general de esa iglesia lo conoció y supo del talento artístico del hoy funcionario público. Ella lo invitó a cantar en su congregración, él aceptó la invitación y comenzó a visitar frecuentemente el templo. Rápidamente estableció una relación de amistad con la pastora.
En poco tiempo, Alvarado era el cantante del Grupo de Alabanza (nombre de la conjunto musical de ese templo). Incluso, la pastora lo llevaba a otras iglesias evangélicas a cantar y fue así como el vínculo entre ambos se fortaleció paulatinamente.

A los dos años de ingresar a esa congregación, Fabricio Alvarado  ya era el líder del Grupo de Alabanza y el vínculo con la pastora era de estrecha confianza. Tanta, que para el 2006 él participaba de la costumbre familiar de almorzar en la casa de la pastora, después del culto dominical. Ahí departía con el matrimonio y sus seis hijos, un varón y cinco mujeres. Una de ellas tenía 13 años edad.


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Romper el silencio

Esa menor de edad, hoy una mujer de 32 años, asegura saber algo de Fabricio que nadie -al menos en la familia- sospechaba: él abusó sexualmente de ella en al menos 10 ocasiones, en el transcurso del 2006 (por lo menos durante 10 meses).

Así lo detalla en una denuncia que ella interpuso el 18 de febrero de 2025 ante el Ministerio Público y cuyo relato amplió el 7 de agosto de este mismo año. Una copia llegó de manera anónima a este periodista, quien procedió a comprobar que la reproducción era de documentos auténticos y oficiales. En el duplicado se ve el sello oficial de “recibido” de la Fiscalía General y los documentos de esa dependencia tienen el membrete correspondiente. 

En la denuncia, la mujer acusa a Gerardo Fabricio Alvarado Muñoz, hoy de 51 años de edad (cumplidos el 30 de mayo), de abuso sexual y de corrupción agravada de una menor de edad.

Según el artículo 161 del Código Penal, el primer delito se sanciona con penas de hasta ocho años de prisión y pueden subir hasta a diez años si la víctima es menor de 15 años.

Artículo 161 del Código Penal

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Asimismo, comete “corrupción” de un niño, dice el artículo 167 del Código Penal,  “quien utilice personas menores de edad o incapaces con fines eróticos, pornográficos u obscenos en exhibiciones o espectáculo público o privados de tal índole”.

Artículo 167 del Código Penal

De acuerdo con la denuncia interpuesta por María José (nombre ficticio para proteger la identidad de la denunciante), Alvarado Muñoz habría cometido los delitos “en su modalidad agravada ya que, para ejecutar esos actos se prevaleció de su relación de confianza con la víctima y su familia, así como la situación de asimétrica (sic) con la que contaba a su favor y la vulnerabilidad de la ofendida”. 

Las citas textuales en el presente artículo se transcribieron de forma literal. Los errores son del original.

La misma denuncia recalca que “no se extrae de los hechos que haya existido un cumplimiento de la ley (por parte del supuesto victimario), un consentimiento del derechohabiente (la denunciante), un estado de necesidad ni una legítima defensa por lo que las conductas (de Alvarado) serían antijurídicas.”

Por ser Alvarado Muñoz miembro de uno de los Supremos Poderes y gozar de inmunidad en su calidad de legislador, ahora le corresponde al Fiscal General de la República, Carlo Díaz, decidir si solicita que se le levante el fuero.  El procedimiento es similar al que se siguió contra el mandatario Rodrigo Chaves Robles por el caso BCIE. De encontrar elementos suficientes en la denuncia, el Fiscal General debe presentar una acusación a la Corte Plena del Poder Judicial que -después de revisar los aspectos formales- decidirá si la envía a la Asamblea Legislativa. En el Congreso, se conformaría una comisión para recomendar si se levanta o no el fuero del legislador. Luego, la totalidad de los diputados del plenario votaría si su colega pierde o mantiene la inmunidad. 

Proceso de Levantamiento de inmunidad en Supremos Poderes

Precisamente, el 22 de septiembre pasado, Fabricio Alvarado y todos los diputados de su partido, Nueva República, votaron en contra de levantarle la inmunidad al Presidente de la República por el caso del BCIE.

¿Qué pasó?


Todas las descripciones, detalles y declaraciones que se narran en esta investigación se extrajeron de los documentos que conforman el expediente que estudia el Ministerio Público: la denuncia que presentó la ofendida, la “información de hechos” que realizó la Fiscalía General de la República con la supuesta víctima y la ampliación de la denuncia que la misma mujer hizo seis meses después de interponer la primera acción.

AmeliaRueda.com le consultó sobre el caso a José Andrés Pacheco Navarro, quien aparece en los documentos como el representante legal de la denunciante, y confirmó que esa denuncia sí la presentó su clienta, “quien por el momento no desea referirse al tema, y prefiere que la investigación continúe de acuerdo con lo que ella ya manifestó en el expediente”. 

De la misma manera, este medio contactó al diputado de Nueva República, a través de dos llamadas por medio de WhatsApp, este sábado 04 de octubre a las 6:49 p.m. y 6:50 p.m. Ante la falta de respuesta, se le envió un mensaje explicándole el motivo de la llamada. Él explicó que se encontraba en una reunión. Por esa razón se le enviaron las consultas por escrito: se le preguntó que si había sido citado para la declaración indagatoria y si ya había asistido. 

A las 7:37 p.m. indicó que enviaría las respuestas a través de su encargado de prensa, Juan Diego López.

A las 7:42 p.m. López escribió por WhatsApp la respuesta de Alvarado:  “No he sido citado, ni he sido indagado.  Esperamos la campaña sucia. No es extraña para nosotros“.

Los hechos que se le atribuyen a Gerardo Fabricio Alvarado Muñoz, periodista de profesión, ocurrieron —según la denuncia— en dos lugares: la casa de la supuesta víctima y en un automóvil, todos en el transcurso del año 2006. 

“Fabricio durante ese año llegaba una vez a la semana a mi casa, o cada quince días”, dice María José en su declaración. 

La mayoría de los abusos se habrían dado en la vivienda, ubicada en San Antonio de Desamparados, “cada vez que él iba a mi casa (…) entre febrero y noviembre de 2006, finalizando el curso lectivo”, afirma la denunciante en su declaración. 

Al parecer, Alvarado tenía un patrón para encontrarse con la niña, aprovechando la distribución de la casa donde vivía la menor de edad con sus padres y hermanos. 

“Por la forma de la casa que era muy alargada, a veces mis papás se reunían con él en la cocina o en la sala, estos dos aposentos están en un extremo de la casa cada uno, por lo que si estaban en la cocina no tenían acceso a la sala y viceversa”, especifica la denuncia.


Para que el fiscal entendiera mejor su explicación, María José dibujó un croquis de la vivienda. “…la cocina era un área social, tenía un baño cerca, pero la casa era vieja y tenía una distribución algo extraña. Por eso desde la cocina no se veía hasta el baño que estaba cerca de los cuartos ni se podía ver hacia la sala”. 

María José asegura en su denuncia que “Fabricio no usaba el baño más cercano a la cocina, sino el otro, que estaba cerca del cuarto”. Un día de esos que Alvarado se reunía con los papás de la niña en la cocina —describe María José en la denuncia—, “recuerdo que me llegó un mensaje de texto (de Fabricio) en el que me decía que iba para el baño…Ese día yo salí de mi cuarto y en cuestión de segundos, al verme de frente, estábamos los dos de pie en el comedor o en el pasillo -no recuerdo en cuál de los dos lugares fue el primer hecho- , él me metió las manos por acá (la ofendida coloca una mano detrás de su cabeza, por encima del cuello)…para acercarme a él.”
Entonces, María José tenía 13 años de edad y Fabricio 32 años de edad. “Yo (…) siempre he tenido una apariencia muy infantil. Nunca se me desarrollaron los senos y siempre he sido muy delgada. En aquel momento (hace 19 años) parecía como edad de escuela, como de 11 años”, aclara en la denuncia. 


“Yo no esperaba que me fuera a besar. El beso era como violento, como invasivo. No era un besito. Yo sentía que él se inclinaba mucho hacia mi y me inclinaba hacia él, yo sentía su barba como en mis mejillas. Yo sentía la boca de él donde se abría sobre la mía y sentía su lengua dentro de mi boca”, describe María José en su declaración.

“Él con su lengua me abría los labios. Para mí a esa edad (13 años) un beso era solo los labios con los labios, no eso que él hacía, por eso digo que era violento”, refuerza. 

Para ella, a los 13 años de edad, esa fue una experiencia traumática. “Recuerdo que ese día, me dio el beso y se metió al baño. En el momento yo me sentía asustada de que alguien nos viera, de qué podían pensar, pero era una niña, yo no quería que eso pasara”, añade la denuncia.  En la recapitulación que hace ante la Fiscalía de ese primer episodio, María José es enfática: “Fabricio nunca me pidió permiso para besarme, yo nunca le dije a él que me podía besar, nunca le di mi consentimiento para que me besara ni con un gesto, siempre fue sorpresivo.

¿Cómo surge la confianza?

Según la denunciante, ese primer encuentro estuvo precedido de una cadena de hechos que permitieron que Alvarado se ganara la confianza de la pastora y madre de la supuesta víctima, y como resultado acceso al entorno familiar.

“En la iglesia de mis papás fue donde Fabricio conoció a Laura Moscoa Morales, quien es la actual esposa de Fabricio. Ellos se conocen desde que él empieza a ir a la iglesia (en 2004) y empezaron una relación. Fabricio empezó a preguntarles mucho a mis papás sobre quién era Laura porque él estaba interesado en conocerla. Eso ayudó mucho a que él se acercara mucho a mis papás”, dice María José ante la Fiscalía.  

¿Por qué ella, la supuesta víctima de Fabricio recuerda esos detalles? En la misma denuncia responde, sin que nadie le haga la pregunta: “Hay muchas cosas que no recuerdo porque solo tenía 11 años de edad, pero sí era muy cercana a Laura porque ella dirigía un grupo de baile en el que yo participaba con mi hermana en la iglesia… Laura era la líder del grupo de baile, pero también ella nos cuidaba a mis hermanos menores y a mí.”
Según el relato, Laura Moscoa (actual esposa de Fabricio Alvarado) se quedaba a dormir en la casa de la supuesta víctima, de lunes a viernes, y por eso “Laura se hizo muy cercana a mis papás, se ganó su confianza” y Fabricio comenzó llegar más a la casa de la víctima a visitar a su entonces novia. 

En un momento, cuenta la denunciante, la relación entre Fabricio y Laura terminó. Laura dejó la iglesia y dejó de trabajar en la casa de la pastora, pero algo no cambió: “…Fabricio seguía llegando a mi casa y hablaba mucho con mis papás y hablaba mucho en la misma iglesia sobre el tema de Laura… Fabricio siguió la relación con mis papás y siempre buscaba una excusa para ir a mi casa a hablar con ellos.”

En su declaración ante la fiscalía, la denunciante detalla que “entre eso que lo conocimos, se hizo novio de Laura (Moscoa), terminó con ella y se ganó la confianza de mis papás, pasaron dos años, fue todo entre el 2004 y el 2005.”
“Mis papás desarrollaron más confianza y aprecio hacia a él, por lo que se volvió más activo en la iglesia. Él decía que era el hermano mayor de mi hermana y yo. Él se ofrecía a llevarnos a ensayos de la iglesia, decía que como hermano mayor él nos cuidaba y nos iba a proteger”, asegura María José en su denuncia.

Giro en el vínculo


De la denuncia se infiere que el tipo de relación entre Fabricio y María José cambió sustancialmente a inicios de 2006. Cuando ella tenía 13 años de edad, recién cumplidos, y él tenía 32 años de edad. María José comienza el primer año de secundaria y ya tenía teléfono celular.  

“No recuerdo cuándo fue ni cómo Fabricio consiguió mi número, pero para el año 2006 era frecuente que nos conversáramos, pero sobre bromas, nada que fuera importante. En esa dinámica, como él y yo éramos miembros de la iglesia, él me envió un mensaje de texto preguntando si me gustaba alguien de la iglesia. Me empezó a enviar los nombres de los niños que iban a la iglesia, como decir los que éramos preadolescentes en ese momento, me envió uno por uno los nombres para saber si alguno me gustaba. Le dije que ninguno me gustaba”, detalla la declaración. 

Y continúa: “Entonces Fabricio empezó a preguntarme por mensajes si entonces me gustaba algún hombre del grupo de música de la iglesia, en ese grupo había hombres como de la edad de él", entonces de 32 años. 

La mujer dice en su denuncia que Alvarado le empezó a enviar los nombres de los hombres que integraban el grupo musical que el dirigía en la iglesia, preguntándole si a ella —de 13 años de edad— alguno de ellos le atraía. “Le dije que ninguno”, aclara ella en la denuncia, para después agregar: “y después me envió un mensaje de texto que decía: “¿O yo?” y un montón de signos de pregunta, creo que cuando envía ese mensaje fue en 2006, pero antes de iniciar las clases…”.

Ella no sabe si le respondió la pregunta a Fabricio, pero sí recuerda, según su declaración, que “él me dijo algo como así como “si fuera yo, me sentiría muy halagado”. 

Dos décadas después de que supuestamente ocurrieron esos hechos, María José recuerda en su denuncia cómo la hizo sentir ese supuesto intercambio con Fabricio Alvarado: “Yo me sentí como asustada, me daba mucha vergüenza hablar de alguien que me gustaba, él era una persona muy grande para mí. Yo sí le tenía cariño a él y sentía una admiración, él era periodista y yo siendo una niña lo admiraba por eso. Yo me sentía impresionada de que él, siendo como era, que me dijera a mi esas cosas. No me gustaba, era solo admiración, pero para mi era inconcebible pensar en él como algo más. Es que él, aunque no estuviera con Laura, era para nosotros como el novio de ella”. 

De acuerdo con la denuncia, los supuestos besos forzados de Alvarado a la niña de 13 años ocurrieron “al menos, una vez al mes en 2006… siempre fue o en el comedor o en el pasillo, en los mismos lugares que marqué en el dibujo y siempre los besos fueron iguales (…) Todas las veces él me escribía mensajes de texto y yo hacía lo que él me decía”.

“Tenía mucho miedo” 

El 5 de marzo de 2025, a las 9:00 a.m., la denunciante acudió a la Fiscalía General de la República a cumplir con lo que se denomina "información de derechos”, ante su abogado, el Fiscal General, una psicóloga y una abogada de la Oficina de Atención y Protección a la Víctima (OAPVD) del Ministerio Público.

En algún momento de las tres horas y 40 minutos que duró esa declaración, alguno de los participantes le consultó a la supuesta víctima: “¿Te sucedió algo más?”.

Ante esa consulta, ella recordó un episodio en el que —asegura— Fabricio llegó a su casa cuando ella estaba sola, porque sus papás estaban de viaje en Orlando (Florida, EEUU) y su hermana mayor había ido al cine con sus otros hermanos, un plan al que ella no se unió.

Según la declaración, ese día “como a la una de la tarde”,  Alvarado llegó a la vivienda y María José le abrió la puerta. “Entonces cuándo estábamos en el comedor, estamos de frente, él me está besando y yo estoy como de espaldas a mi cuarto, entonces con su cuerpo como él empezó a empujarme hacia mi cuarto y yo iba caminando hacia atrás. Cuando ya estábamos en el cuarto, él me quitó la ropa, yo creo que andaba con un mangano de pijama y una blusa de pijama, recuerdo que él me quitó la blusa (la ofendida realizó un movimiento con sus brazos por encima de la cabeza), me quitó el pantalón y la ropa interior, recuerdo verlo con los pantalones abajo completamente, pero sin quitárselos, los tenía como en los tobillos. Estábamos de pie. En esa posición él me agarraba la mano para que le tocara el pene, yo lo hice y (él) hacía como el acto de masturbarlo (la ofendida unió sus manos, pulgar con pulgar  y dedo índice, simulando un círculo y realizó movimiento de un lado a otro, de arriba hacia abajo)”, consta en la declaración. 

“Yo hice lo que él me pidió. Yo no me imaginaba verlo a él completamente desnudo. Nunca había visto un hombre desnudo. Me sorprendió con la rapidez con que pasó todo. Él fue directo a eso. Él me daba instrucciones de cosas que yo tenía que hacer”, aseveró la denunciante. 

“No pensaba en nada, estaba paralizada”

Hoy, con 32 años, la mujer alega recordar cómo se sintió cuando ella tenía 13 años: “Yo estaba como en neutro, no pensaba nada, estaba paralizada, no me imaginaba llegar a ese punto  (la ofendida se muestra llorosa)”, describe la declaración del Ministerio Público.  

“Tenía mucho miedo, no sabía que más podía pasar, no sabía si él se iba a detener. Yo no tenía ninguna reacción, no pude decir “basta”, él sí tenía que saber que yo estaba muy sorprendida (…) yo no quería que eso pasara, no me pidió permiso para hacer eso y yo nunca le dije que me lo hiciera. Él sabía que yo estaba sola en mi casa. Él sabía que yo no tenía experiencia sexual porque yo se lo había dicho”, aclara María José en la declaración. 

Esa situación no concluyó ahí. Según contó María José en el Ministerio Público, “luego me tomó como cuando se alza un chiquito (la ofendido (sic) colocó sus manos en las axilas) me acostó en la cama, yo quedé boca arriba, él se puso encima de mí, pero no con peso muerto, sino que se apoyó de frente a mi sobre sus manos y me puso el pene aquí (la ofendida colocó una mano sobre su vulva) y me dijo que eso lo hacía para que yo viera hasta donde me llegaría su pene si me lo metía (la ofendida lloró). Él solo puso el pene sobre la vulva, no trató de ponerlo en otra parte de mi cuerpo. Yo tenía mi piernas unidas y rectas. Él no podía colocar en mi vagina y no trató de hacerlo (…) cuando él estaba sobre mí, él se estuvo masturbando…”, describe el relato.

“Después de ese momento (…) él me agarra, me sujeta de un brazo y me dice que vayamos al baño. Entonces él salió del cuarto, yo iba detrás de él, en el comedor me dijo “venga al baño y vea lo que voy a hacer”. Él entró al baño que está cerca de mi cuarto, él empieza a masturbarse más rápido y eyacula en la taza del inodoro. Yo vi todo eso. Ahí él terminó, él se subió el pantalón, se vistió, me dijo que (me) vistiera y se fue de la casa. Todo eso, desde que llegó hasta que se fue, pudo durar unos treinta minutos”. 

Seis meses después de haber contado eso, María José regresó a la Fiscalía para ampliar la denuncia, específicamente para agregar detalles que no recordaba cuando acudió a ese trámite denominado “información de derechos”. 

El 7 de agosto de 2025, a las 10:35 a.m., María José añadió que cuando ella todavía estaba acostada en la cama y —asegura- Alvarado Muñoz estaba encima de ella, “Fabricio colocó sus manos sobre la cama lo que le permitió tener alguna distancia con relación a mi cuerpo y me besó en varias partes de mi cuerpo, concretamente en el cuello, en los pechos, en el vientre, y terminó en mi vagina, practicándome sexo oral, es decir, me pasó su lengua por los labios de la vagina y el clítoris. Esta acción la pudo realizar, aunque yo mantenía las piernas cerradas, dado que Fabricio no trató de abrirme ni las piernas ni la vagina.”


Posteriormente, añade María José en la ampliación de la denuncia, “Fabricio se levantó de la cama y me levantó por los brazos y me dirigió hasta un pequeño muro que había en mi cuarto, entre la puerta y el clóset. Ahí Fabricio se arrecostó sobre el muro y me colocó de frente a él, y con sus manos me empujó de los hombros hacia abajo, para luego de manera inmediata introducirme su pene en la boca, sin protección para que yo le practicara sexo oral, es decir, Fabricio con su mano introdujo su pene en mi boca y él era el que con la misma mano metía y sacaba su pene en mi boca.”

María José le explicó a la Fiscalía por qué contaba eso meses después de haber interpuesto la denuncia: “Debo indicar que al momento en que interpuse de la denuncia, no narré esta situación porque me daba vergüenza (se deja constancia de que la ofendida se muestra llorosa en este momento”),  dice el documento. 

Ella también  le repitió algo a los miembros del Ministerio Público que tomaban su declaración: “debo insistir en que en ese momento yo me sentía impresionada, porque nunca había visto a un hombre desnudo, erecto, era todo muy ajetreado…” Y agregó: “yo sentía temor que en algún momento él se descontrolara y me penetrara (…) además sentía temor y me sentía presionada porque yo no quería, porque pensaba que si yo me negaba él se podía enojarse (sic).”

Ese 7 de agosto de 2025, la denunciante también amplió detalles de otra situación que ella había descrito meses atrás ante el Ministerio Público. 

Fuera de la casa

Durante el 2006, María José iba semanalmente a clases de inglés, cerca de un popular restaurante en Curridabat, “como de cinco de la tarde a siete de la noche”.  La denunciante narra en su declaración que “usualmente iba mi mamá, o mi papá por mí, a veces un taxista o Fabricio”. 

“Una de esas veces, Fabricio fue por mi (…) era de noche, él tomó un atajo entre San Francisco de Dos Ríos y San Antonio de Desamparados, después del semáforo hacia San Antonio, en una calle paralela. Él llegó en su carro (…) Cuando él agarra esa ruta, él sube una cuesta, se orilla a mano derecha, mantuvo el carro encendido, le puso el freno de mano, yo voy junto a él en el asiento del acompañante. Él, sin salir del carro, como se levantó un poco para abrirse el pantalón, se bajó el pantalón y el bóxer (es un calzoncillo flojo) para le diera chance de sacarse el pene. Yo recuerdo que él se desabrocha el pantalón, se bajó el ziper, sacó el pene por la abertura que tiene el bóxer, se volvió a sentar en el asiento del conductor, con una de sus manos me agarró mi mano izquierda y en ese momento puso mi mano sobre su pene y me hizo realizarle movimientos masturbatorios (…) nunca me soltó la mano, él marcaba la intensidad de los nombramientos (sic). No recuerdo que me haya dicho algo, o que yo le dijera algo. No esperaba que eso sucediera. Me asusté mucho que eso fuera en la calle, que alguien nos viera. Él me hizo tocarlo hasta que él eyaculó (…) Es lo único que recuerdo, no recuerdo que él me besara o ni que me tocara. En todo momento estuve sentada sobre mi asiento”. 

¿Prescriben este tipo delitos?

En el año 2020 se aprobó la Ley de Derecho al Tiempo que reformó el artículo 31 del Código Procesal Penal de Costa Rica para ampliar la prescripción penal para los delitos sexuales contra menores de edad. De tal manera que la víctima tiene hasta 25 años después de cumplir la mayoría de edad para denunciar un abuso sexual en su contra.

La ley se aprobó con el propósito de darle a las víctimas el tiempo necesario para sanar sus traumas y poder enfrentar formalmente la justicia.

Se reconoció que las víctimas de abuso sexual necesitan tiempo para superar sus traumas y reconstruir su relato, lo que puede llevarles años y hasta décadas. Lo anterior se sustenta en que las consecuencias físicas y emocionales de estos delitos pueden perdurar toda la vida o agravarse con el tiempo, haciendo que la denuncia sea posible solo mucho después de la agresión.

En pocas palabras, la ley busca ofrecer un proceso más justo y reparador, permitiendo que más víctimas accedan a la justicia y a la restauración individual y social. 

Prescripción de casos de delitos sexuales

Lo anterior aplicado al caso de María José, significa que ella tenía tiempo de presentar la denuncia hasta que cumpla los 43 años de edad. En la actualidad, ella tiene 32 años. 

¿Por qué denunciar ahora?

María José cuenta en su declaración que nunca “olvidé lo que pasó, pero quería seguir con mi vida”. Ella perdió contacto con Fabricio Alvarado y su esposa, Laura Moscoa Morales, desde finales de 2007, pocos meses después de que ellos contrajeran matrimonio y se fueran de la iglesia que dirigía la madre de la denunciante. 

Aunque tuvo apoyo psicológico con la misma especialista desde que estuvo en el colegio, María José asegura en la denuncia que nunca le “hablé (a la psicóloga) de este tema, pero en 2018, cuando hubo elecciones en el país y Fabricio era candidato presidencial y quedó en segunda ronda con Carlos Alvarado, veía propaganda de él (Fabricio) e información en todos lados. Él surge ahora en mi vida, pero yo ya tenía 27 años y el empezar a verlo en todo lado, yo me acordé de todo lo que pasó y entiendo la gravedad de lo que había ocurrido. Fue en una cita de emergencia que le conté a mi psicóloga esto que había pasado.”

De acuerdo con la denuncia, María José asegura que entonces entró en “un conflicto interno, siempre supe que debía denunciar pero me daba vergüenza y miedo. Sentía miedo de hablarlo de forma pública, ni siquiera lo había hablado con mis hermanas (…) él era una persona reconocida. También me daba vergüenza porque me sentía mal por permitir que esas cosas pasaran”. 


Transcurrieron seis años para que María José pudiera hablar de esta situación con sus hermanas, pero algo en especial fue lo que la motivó a denunciar. “La decision final de denunciar la tomé cuando supe que otra muchacha lo denunció por abuso sexual. Me di cuenta de la existencia de esa denuncia en diciembre de 2024 y eso me generó confianza de hablar y de contar lo que me pasó. No tengo ni idea de quién es la otra muchacha”, asegura en la declaración ante el Ministerio Público. 

El 9 de diciembre de 2024, la Fiscalía General de la República confirmó a AmeliaRueda.com que Alvarado Muñoz era investigado por un presunto delito de abuso sexual cometido en perjuicio de una persona mayor de edad.


Esa causa se tramita bajo el expediente 24-000108-0033-PE. Dos meses y nueve días después, María José llega a Ministerio Público y presenta una “Denuncia contra miembro de los Supremos Poderes”. Su causa se añade al expediente abierto en diciembre de 2024. 

La tarde del lunes 29 de septiembre trascendió que “la Fiscalía General tramita la causa 24-000108-033-PE en contra del señor Alvarado Muñoz, por el delito de abuso sexual, la cual se encuentra en investigación. En dicha causa figuran dos personas como víctimas y se cuenta con la denuncia de ambas.”
Sin embargo, la información revelada por otro medio digital aseguró que las dos víctimas eran mayores de edad, cuando lo correcto es que en el caso de María José  la denuncia es por delitos contra una persona menor de edad, que ella denunció —a derecho- siendo una adulta. 

Las dos denuncias, una en diciembre de 2024 y la otra en febrero de 2025, se presentaron cuando Alvarado aún no era candidato presidencial ni tampoco cuando había expresado -mucho menos confirmado- intenciones participar en la campaña electoral.

Consultado de nuevo este sábado, a través de su encargado de prensa, Alvarado atribuye el caso a parte de la contienda electoral. “Esperamos la campaña sucia. No es extraña para nosotros”, enfatizó el político.

En la denuncia que presentó María José, lo que ella solicita como pretensión es que se investigue “lo narrado y fundamentado en esta denuncia, se verifique esto, dando el debido traslado a la víctima para constituirse en querellante y esto sea conocido por la Corte Suprema de Justicia, posteriormente por la Asamblea Legislativa con el fin de que (…) se levante la inmunidad de que goza Gerardo Fabricio Alvarado Muñoz y se pueda continuar con el proceso penal en su contra." 

Consultado sobre si la denunciante tiene pretensiones económicas, el abogado Pacheco Navarro aseguró “que mi clienta no tiene interés en presentar una demanda civil ni solicitar resarcimiento ni indemnización alguna. Su interés no es el dinero”. 

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