Los expertos destacan que por medio de políticas públicas de pueden estimular los nacimientos, pero que el tener hijos es una decisión personal que no se puede forzar
09/09/24 | 15:02pm
Las consecuencias del descenso de la población de niños y niñas en Costa Rica es un fenómeno que traerá consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Una disminución de los menores de edad significa un envejecimiento de la población general, una inversión de la pirámide que pondrá más presión en el Estado de bienestar.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), actualmente hay 846.000 niños y niñas en todo el país, un 4,4% menos que hace 10 años. Por "niñas y niños", la institución se refiere a la población de 0 a 12 años. Estas cifras reflejan una "fecundidad ultra baja", de acuerdo con Pilar Ramos, coordinadora del área de divulgación estadística de INEC.
En el programa Nuestra Voz este lunes, Ramos citó otras estadísticas para poner en dimensión este cambio: En el 2014, el 20,7% de la población de Costa Rica eran niños y niñas. Para el 2024, son el 16,3%, y para el 2034, la proyección del INEC es que sean solo el 11,6%. Es decir, la institución espera una disminución de otro 5% en una década.
La disminución de los niños y niñas, según Ramos, está aunada a "una tasa global de fecundidad que está disminuyendo". Actualmente Costa Rica tiene una tasa de 1,4 niños por mujer. Para el 2030, proyecta el INEC, esta sería 1,15. "No se reemplazan a los padres porque tenemos menos de dos niños por mujer", explicó Ramos.
Asimismo, Ramos comentó que la edad promedio en que las mujeres tienen a su primer hijo viene aumentando. En 2018 esta era de 23,8 años, y en 2023 era de 25,3 años.
El demógrafo Luis Rosero, por su parte, señaló en Nuestra Voz que la "extraordinaria caída" se debe principalmente a que la tasa de fecundidad adolescente ha disminuido. En el año 2000, el 35% de las mujeres de 20 años ya eran madres. En 2023, sin embargo, este porcentaje era del 15%. "Eso es, en esencia, bueno", matizó Rosero, destacando que el país haya abordado la problemática de los embarazos en mujeres menores.
Esta es una de las consecuencias a corto plazo que Rosero considera positivas. "Que una muchacha adolescente no quede embarazada es bueno porque le permite terminar bien sus estudios y buscar empleo", afirmó.
Tanto para Rosero como para Ramos una menor cantidad de niños puede tomarse como una oportunidad para mejorar los servicios educativos a la población menor de edad, ya que Costa Rica actualmente tiene una tasa de un profesor por cada 30 estudiantes. En el país, además, el 25% de los niños y niñas viven en situación de pobreza, por lo que los especialistas ven una oportunidad para que el Estado les dé una mejor atención.
A largo plazo, no obstante, una menor cantidad de niños implica retos, según coinciden ambos expertos. "Tenemos una población envejecida. Una pirámide con una base más angosta y que se ensancha en el centro y en la cúspide", dijo Ramos.
Rosero destacó las implicaciones a largo plazo: "Será un desafío para la sostenibilidad de las pensiones, el sistema de salud y para organizar un sistema de cuido de la persona adulta mayor. El grupo de población en edad productiva se va a estancar y va a empezar a descender".
Esto se trata de un problema global, ya que, incluso con estos números, Costa Rica se ubica en el puesto número 135 de crecimiento poblacional a nivel global, según el portal World Population Review.
De acuerdo con los datos de este sitio web, Costa Rica se ubica "en un punto medio", con un crecimiento promedio de 1%, pero si sigue la tendencia actual la proyección es que la población comience a disminuir en el 2050.
Países como Francia, España y Canadá han logrado revertir su disminución poblacional gracias a políticas públicas de ayudas a las familias y el impulso de la migración. Estas son alternativas que Costa Rica podría considerar eventualmente, según Rosero.
El experto subrayó que más allá de cualquier política pública, tener hijos es "una decisión personal". "Es complicado decir a la gente que tengan más hijos. También puede ser un peligro que surjan movimientos políticos que busquen controlar los derechos reproductivos", afirmó el demógrafo.
La funcionaria del INEC, por su parte, dijo que la problemática no se debe pensar en términos "de si faltan o sobran niños", sino de buscar cómo abordar el tema creando estímulos para que las personas tengan hijos o, como han hecho en otros países, impulsar una migración "de parejas en edad reproductiva".
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