Investigación arrancó en abril y prometió avances en un mes. Hoy, validan el “primer paso” de la investigación.
23/07/20 | 11:23am
Tras tres meses de trabajo en laboratorio, las pruebas de Covid-19 hechas en Costa Rica se enfrentan al reto de superar el “primer paso” para su desarrollo: la extracción de material genético, un obstáculo que es el principal cuello de botella a nivel mundial en este tipo de investigación.
Así lo confirmó a AmeliaRueda.com el Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas (Cenibiot). De acuerdo con ellos, el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) será el ente encargado de realizar las pruebas.
“Durante el proceso de la investigación, se compararon diferentes estrategias de extracción de ARN, de las cuales una dio resultados prometedores en modelos experimentales”, señaló el Cenibiot.
“El siguiente paso será confirmar estos resultados y realizar la validación de forma sistemática, como parte de la rigurosidad científica, lo que implica tiempo para hacer las pruebas suficientes para obtener ese rigor”, añadió.
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El director del Cenibiot presentó la iniciativa de realizar pruebas de Covid-19 hechas en Costa Rica el pasado 23 de abril en Casa Presidencial. En ese momento aseguró que “aspiramos a generar los primeros resultados en un plazo aproximado de un mes”.
El primer paso para esto es desarrollar una manera de extraer el ARN (material genético del virus) para manipularlo. No obstante, este paso es el principal cuello de botella a nivel mundial, por lo que 3 meses después aún continúa en validación.
“La coyuntura que viven diferentes países, evidencia que la extracción es una limitante en el proceso de detección del SARS-CoV-2, por lo que resulta importante dentro del quehacer investigativo contar con alguna alternativa”, señaló el Cenibiot a Ameliarueda.com.
El ministro de Salud, Daniel Salas, dijo que “en algún momento —si fuera que se llegan a requerir— se verán todos los detalles logísticos de producción, dependiendo del momento que esté atravesando el país”.
La presidenta del Colegio de Microbiólogos, María del Pilar Salas, fue crítica del desarrollo de estas pruebas, ya que aseguró que tendrían limitantes.
Ella indicó que —incluso si se logran desarrollar las pruebas— hay obstáculos para su desarrollo: hay que comprobar que no den falsos positivos y deben poder utilizarse a gran escala.
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“Aunque estén listas, por la cantidad de pruebas que está haciendo el país en este momento, podría ser muy lento. Si usted tiene equipo automatizado que lo corre diariamente y hace 1500 pruebas diarias, ¿cuántas pruebas podrían hacer?”, aseguró Salas.
“Tendrían que validarlas y compararlas con las pruebas comerciales. Podría ser que salga más caro el caldo que los huevos porque cuánto cuestan las horas de validarlas, cuando usted ya las puede conseguir en el mercado ya probadas y a mitad de precio”, añadió.
La prueba utiliza una técnica llamada PCR para detectar el coronavirus. En términos generales, esta técnica confirma si hay genes del SARS-CoV-2 (virus que causa el Covid-19) en las muestras.
El nuevo coronavirus es básicamente una bola de material genético (ARN, en este caso) envuelta por un caparazón de proteínas. Cuando una persona se contagia, el virus comienza a reproducir sus genes en las células del cuerpo. La lógica de la prueba es encontrar esos genes.
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Esta prueba consiste en tres pasos, según Loaiza. El primero es la extracción de material genético del coronavirus. El segundo es la retrotranscripción; es decir, cambiar las “instrucciones” del virus de ARN (una molécula inestable) a ADN (una molécula más estable). El último es la detección.
La idea sería cumplir estos pasos con materiales alternativos a los del mercado, los cuales tienen una alta demanda. Más bien, se buscaría utilizar materiales con baja demanda y de más fácil acceso.
“Como analogía, si estuviéramos cocinando una sopa, los kits comerciales que utilizamos actualmente son como las sopas instantáneas, no sabemos su composición. La versión del protocolo alternativo es hacer la sopa de cero: agua, verduras, sal, carne, condimento; nuestra propia receta que nos permitirá aumentar la cobertura”, explicó el ministro Salas el pasado 23 de abril.
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