Este martes siguió el juicio para esclarecer el asesinato ocurrido en 2020
20/07/21 | 15:30pm
El sospechoso de asesinar a Allison Bonilla Vásquez se acercó a ella con su vehículo en una calle solitaria y con poca iluminación la noche en que la joven desapareció.
Al menos así lo aseguró este martes el testigo Brandon Sánchez Soho, primo del acusado de apellidos Sánchez Ureña y “amigo de toda la vida” de la víctima, según manifestó durante su identificación ante el Tribunal Penal de Cartago.
Durante su declaración y posterior interrogatorio, Sánchez Sojo contó que el 4 de marzo de 2020, a eso de las 8:30 p.m. salió de su casa en Ujarrás de Paraíso para recoger en moto a un familiar -del que solo dio el nombre de Luis- en Río Regado.
En el trayecto, afirmó que se encontró a Bonilla Vásquez mientras caminaba de regreso a su casa -también en Ujarrás- cerca de un recibidor de café y unos metros después vio a Sánchez Ureña a bordo de su carro BMW color vino.
Sánchez Sojo aseguró que “por inercia” bajó la velocidad y volvió a ver hacia atrás en dos oportunidades.
En ambas ocasiones dijo que pudo ver como el sujeto, de alias Sukia, se detuvo al lado de la mujer.
Descartó saber con qué fin se le acercó o que llegara a visualizar si Bonilla Vásquez subió o no al auto. Asimismo, insistió en que sabía que el vehículo era de Sánchez Ureña toda vez que este era el único de su tipo en la zona y además tenía halógenos amarillos al tiempo que se mostró seguro de que su primero era quien conducía.
El testigo explicó que en el momento no tuvo ningún tipo de sospecha porque Sukia nunca se había visto involucrado en problemas antes, además de que él y la joven se conocían.
También contó que tras recoger a su primo volvió a su hogar cerca de las 9:00 p.m. de ese día sin volver a ver el auto.
A eso de la 1:30 a.m. del 5 de marzo indicó que se enteró de la desaparición de la mujer. En ese momento recibió un mensaje de un primo de Bonilla Vásquez consultándole si había visto a la joven, ante lo que refirió que la observó junto al carro de Sánchez Ureña camino a Ujarrás.
Esta situación la señaló luego a una familiar de la víctima así como a un agente del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en un encuentro informal. Posteriormente la reiteró en su declaración ante la policía.
Sánchez Sojo dio a conoce que tras la primera manifestación que hizo a los investigadores y el allanamiento realizado el 29 de marzo de 2020 en la casa del sospechoso, Sánchez Ureña le preguntó qué había dicho al Organismo.
Por “precaución”, el testigo aseveró que no le dio detalles sobre su declaración.
Otros dos vecinos de la zona declararon ante el Tribunal Penal de Cartago este martes, pero sus testimonios generaron más dudas que certezas.
Se trata de Leonardo Solano Barquero y Jorge Arturo Ramírez Alvarado.
Por un lado, el primero aseguró que la noche de la desaparición de Allison Bonilla Vásquez vio a una “muchachilla machilla” pasar caminando frente a la casa de su amigo, Ramírez Alvarado, con quien se quedó conversando por unas tres horas.
Pero el segundo de los testigos negó haber visto a la joven, aunque reconoció que no presta atención a quienes pasan frente a su vivienda.
Solano Barquero además indicó que el sospechoso, de apellido Sánchez Ureña, se acercó a un acompañante suyo -a quien identificó como “Daniel, el gordo”- para pedirle “una jaladilla” (de un puro de marihuana) mientras salía en su carro de Ujarrás a Cachí, cerca de las 9:15 p.m. del 4 de marzo de 2020.
El primer testigo de este martes fue Harold Segura Solano, quien era novio de Allison Bonilla Vásquez para el momento de su desaparición.
Durante su declaración, contó que la joven estaba en la casa junto a su mamá para cuando él regresó del trabajo a eso de las 6:30 p.m. del 4 de marzo de 2020, toda vez que le habían cancelado las clases en el liceo nocturno de Cachí.
Explicó que en ese momento se retiró para hacer un pago por espacio de cinco minutos y que cuando regresó, Bonilla Vásquez se había marchado sin despedirse.
Por mensajes de texto, se mantuvo en comunicación con esta mientras regresaba a su casa.
Luego de que bajara del bus, unos 200 metros después de la parada, la mujer le informó que era seguida por “dos pintas”. Ante esto, Segura Solano le insistió en que tomara un taxi “pirata”, pero la joven se negó en dos ocasiones y le escribió que correría a su casa, a 1,2 kilómetros del lugar en el que la dejaba el bus.
Después no consiguió más respuestas de su pareja. Sin embargo, únicamente informó de la situación a su madre y no a su suegra, Yendry Vásquez Cordero.
Ante las consultas del Tribunal Penal de Cartago, justificó que no lo hizo porque cuando iba a hacerlo, su celular se descargó y luego se quedó dormido por 30 minutos. Fue hasta entonces, y por una llamada de una tía de la víctima, que se enteró que su novia estaba desaparecida.
Desde ese momento aseguró se asustó e hizo múltiples llamadas al celular de Bonilla Vásquez, pero estas iban directo al correo de voz. Los mensajes de WhatsApp además dejaron de ser recibidos.
Segura Solano señaló que participó en las labores de búsqueda de la joven por unos días, pero que luego dejó de hacerlo porque no se sentía en condiciones y tenía que trabajar.
Añadió que cuando encontraron los restos de la joven en un botadero clandestino de Cachí el 28 de setiembre de 2020, entró en “shock” y sintió que “las emociones y todo eso se apagaron”.
Allison Bonilla Vásquez desapareció la noche del 4 de marzo de 2020, mientras caminaba de vuelta a su hogar en Ujarrás de Paraíso de Cartago. Ese día regresó antes del colegio nocturno de Cachí porque las clases se cancelaron.
Como era usual, viajó en bus y al llegar a la parada más cercana a casa se bajó para emprender a pie un recorrido de 1,2 kilómetros en el que se topaba a su madre, Yendry Vásquez Cordero. Sin embargo, en esta ocasión la joven que entonces tenía 18 años no apareció.
La pesquisa realizada por la Delegación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Cartago -iniciada un día después, a partir de la denuncia hecha por la mamá de la víctima- apunta a que en el camino, Bonilla Vásquez fue interceptada presuntamente por un vecino suyo llamado Nelson Sánchez Ureña.
El 5 de marzo de 2020 la Policía Judicial encontró en una explanada a 300 metros del clausurado paradero turístico Charrara unos anteojos que pertenecían a la víctima. Desde ese momento, se estableció un sitio de trabajo que implicó una inspección profunda de la zona, con lo que fue posible ubicar un rastro de sangre que se extendía por 140 metros, hasta una finca situada en la vera del camino que recorría Bonilla Vásquez. La misma concordaba con el ADN de la familia de la joven.
Fue entonces cuando el Organismo empezó a realizar entrevistas, perfiles y análisis de datos -incluida información confidencial- que lo llevaron a acercarse a la Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico y Delitos Conexos para pedir un allanamiento en una vivienda, el cual se concretó la tarde del 29 de marzo. En la casa habitaba Sánchez Ureña, a quien en ese momento le fue incautado su vehículo.
Para aquella oportunidad, el Ministerio Público se limitó a indicar que el sujeto era sospechoso pero que en las diligencias no se encontraron indicios o evidencias importantes para la causa 20-000825-0058-PE.
Ocho días más tarde un peatón encontró la cédula de Bonilla Vásquez en un cafetal de Ujarrás de Paraíso.
El 1° de julio de 2020, el abogado Rodrigo Araya Solano ofreció una conferencia de prensa en la que afirmó que ya sabía quién había tomado a la joven. Incluso, en esa oportunidad aseveró que otras dos personas le ayudaron a la primera a perpetrar el crimen.
No obstante lo anterior fue hasta el 2 de setiembre de 2020 que la Policía Judicial y el Ministerio Público procedieron a realizar la captura de Sánchez Ureña.
El director general del Organismo, Wálter Espinoza Espinoza, explicó un día más tarde que el sospechoso era objeto de vigilancia y monitoreo toda vez que se estimaba que este podía regresar a algún sitio que permitiera dar con el paradero de la mujer; situación que no ocurrió. En esa oportunidad, el jefe policial también reveló que en el vehículo incautado se encontró sangre coincidente con el rastro que llevaba a la finca.
Sin embargo, se determinó que el sospechoso tenía previsto cambiar de domicilio, por lo que se procedió a su captura.
Una vez detenido el sujeto este confesó haber interceptado, violado y asesinado a la mujer cuando rindió declaración indagatoria, según lo dio a conocer Araya Solano el 4 de setiembre de 2020. Pero en un segundo momento procesal, 24 días más tarde, retiró lo dicho y alegó entonces que su versión inicial se dio en medio de presiones por parte de servidores judiciales.
A raíz de un reporte la Policía Judicial inició la búsqueda del cuerpo de Bonilla Vásquez en un botadero de basura clandestino en San Jerónimo de Cachí de Paraíso el 3 de setiembre de 2020, pero fue hasta 25 días después que se lograron ubicar huesos humanos y prendas que el 5 de octubre de 2020 se confirmó pertenecían a la joven.
El 10 de octubre de 2020, la madre de la joven llevó una cruz y arreglos florales hasta el lugar en el que se encontrar los restos óseos para despedir a Bonilla Vásquez. El funeral de la mujer se llevó a cabo 15 días más tarde.
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