La investigación analizó el sistema digestivo de 30 sardinas del Pacífico Central. Todas presentaron microplásticos en sus sistemas digestivos.
23/09/20 | 09:25am
Las sardinas galleras son peces pequeños y escurridizos, con presencia en el Pacífico Central de Costa Rica. Su alimentación consiste principalmente en fitoplancton, pero su estómago también está lleno de rastros de plástico.
Un grupo de investigadores de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR) analizó el sistema digestivo de 30 de estos peces y, tras las pruebas, encontró microplásticos en cada uno de ellos.
“Es un poco espeluznante. Encontramos partículas de microplásticos en el 100% de los peces que analizamos. Si bien es una muestra pequeña y se necesitan más estudios, es alarmante”, dijo uno de los autores, Keilor Rojas, en entrevista con Ameliarueda.com.
Ellos compartieron sus resultados preliminarmente a mediados del año pasado, pero consolidaron el hallazgo recientemente, tras una revisión de pares científicos de la revista Regional Studies in Marine Science.
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Las especies analizadas no son de consumo humano. Más bien, son el alimento de otras especies de interés comercial, entre ellas el atún. Lo “alarmante”, según el biólogo, es que los microplásticos ya están en la cadena alimenticia.
“Primero que todo, lo que me da es tristeza. Nos hicimos de la vista gorda de un problema que estaba ahí y de un pronto a otro nos reventó en la cara. Si los organismos lo están consumiendo es porque está ahí y va a estar ahí mucho tiempo”, dijo el biólogo.
Microplásticos
Cuando el plástico llega a los ecosistemas costeros comienza a degradarse, rompiéndose en pequeñas partículas menores a los 5 milímetros. Este es justamente el tamaño del plancton, lo cual genera confusión en los peces.
“Ellos son intermediarios. Lo que estamos viendo es que el plástico llega al ambiente y es confundido con la base de la cadena alimenticia (plancton). Estos peces se los comen. Luego otros organismos se comen estos peces”, explicó Rojas.
En las sardinas, los investigadores de la UCR encontraron principalmente un tipo de plástico llamado polipropileno. Este material está asociados con bolsas plásticas, botellas plásticas y materiales de pesca.
Entre los 30 peces analizados, los investigadores encontraron alrededor de 1100 piezas de plástico, 79,5% fibras y 20,5% partículas. Cada pez, en promedio, tuvo 36 piezas de microplásticos dentro de su organismo.
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El problema de los microplásticos ya es conocido. La Universidad Médica de Viena realizó un estudio en el 2018, en el cual encontró microplásticos en las heces de personas de Finlandia, Holanda, Gran Bretaña, Polonia, Italia, Rusia, Japón y Austria.
No obstante, hay algunas cosas que no están claras todavía. No se sabe si las personas ingirieron los plásticos a través de envases de comida o a través de productos del mar. Tampoco están claros los efectos en la salud, según advierte la investigación.
Incluso si están en un ecosistema lejano, los microplásticos pueden transportarse. Otra investigación de la Universidad de Utah State encontró que mil toneladas de microplásticos llegaron a 11 parques nacionales de Estados Unidos, movidos por el viento y la lluvia.
Rojas aseguró que Costa Rica se ha quedado corta en enfrentar la crisis del plástico. En 2019, la Asamblea Legislativa aprobó una ley que restringe el uso de pajillas y ciertas bolsas plásticas a partir del 2021, pero esta es “muy ralita”, según el biólogo.
“La ley que se pasó fue una ley muy ralita. Hay que establecer penalidades y ser mucho más rigurosos sobre la imposición y el uso de diferentes tipos de plástico”, aseguró Rojas.
El proyecto de ley 21.159 propuso una restricción a más tipos de plásticos e incentivos fiscales al reciclaje. No obstante, este fue rechazado por la Asociación Costarricense de la Industria del Plástico. Actualmente, se encuentra en corriente legislativa pero no ha pasado al plenario para votación.
“Si bien el plástico es un material muy útil y que nos permite vivir de una manera cómoda, el exceso de plásticos que tenemos en los ríos y mares nos está causando perjuicios”, dijo Rojas.
Esta crisis se puede enfrentar en tres niveles, según planteó el científico: los esfuerzos individuales de cada persona para consumir menos plástico, las regulaciones del estado y las autorregulaciones de empresas.
“Uno ve un refresco o una botella de agua y nunca lo ve como un problema de contaminación que al final va a terminar en un río o un lago. (...) Las empresas que están lucrando con plástico desechable deberían tener una mayor responsabilidad”, indicó.
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Otra debilidad de Costa Rica es el reciclaje de este material. El país recicla cinco veces menos que el resto de países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), según su informe diagnóstico.
La crisis del Covid-19, además, ha impactado aún más el reciclaje de este material. El reciclaje de botellas plásticas en julio cayó a la mitad en comparación con el mismo mes del 2019, según datos del programa Ecoins.
“La cantidad inmensa de microplásticos y plásticos que hay en la playa es un problema grave y más grave de lo que pensamos”, señaló el biólogo.
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