Mientras las pesca de arrastre estuvo inactiva, la captura en Guanacaste aumentó un 25%, dijo la Cámara de Pescadores de la Provincia.
17/10/20 | 10:16am
William Carrión inició su vida en el mar hace 45 años en Puntarenas. Al principio tenía sólo una “panguita”, según cuenta, pero los años lo llevaron a trabajar en un barco de camarón. Ahí, se topó con la “frialdad humana”, dice.
“Asesinaban especies de puro gusto, tal vez tres o cuatro días matando en un lugar únicamente por un objetivo que buscaban”, relató Carrión a Ameliarueda.com.
Desde entonces, Carrión se ha pronunciado en contra de la pesca de arrastre, una técnica suspendida en 2013 por la Sala Constitucional y que ahora está a las puertas de regresar.
La técnica consiste en barrer una red por el fondo marino, algo que puede disminuir drásticamente las poblaciones de peces. Carrión entraba al mar por días y no lograba pescar nada, según contó.
“La pesca de arrastre fue la que empobreció esta provincia (Puntarenas). Provocaron casi que un desierto en ese mar”, dijo el pescador artesanal, quien es vicepresidente de la Asociación de Pescadores Pangueros Artesanales de Puntarenas (Asopapu).
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A kilómetros de distancia, Martín Contreras, presidente de la Cámara de Pescadores de Guanacaste, también sintió los impactos. En algunas zonas, dejaron de encontrar peces como la cabrilla y el pargo.
“El camarón, en realidad, no es de interés para la provincia de Guanacaste. Pero el camarón es alimento para sus depredadores, que sí son de interés”, explicó el pescador guanacasteco.
Para él, la rehabilitación de la pesca de arrastre pone en riesgo la pesca de todo el litoral Pacífico. “El beneficio sería para los 30 o 40 empresarios de Puntarenas, pero el perjuicio sería para los 200 km de costa de Guanacaste”, dijo.
Pero la suspensión a esta actividad ha dejado sin trabajo a pescadores como Gerardo Salazar, quien ha utilizado redes de arrastre por más de 50 años. Él llegó a perder su casa por la falta de alternativas económicas.
“Detrás mío habemos cientos en la misma situación. La pesca de camarón me dio a mí para mantener a mis hijos, sacarlos adelante como profesionales. Hoy en día, si no es por ellos, yo estaría muerto de hambre”, indicó Salazar en un video publicado por la Cámara Puntarenense de Pescadores.
Ahora, los diputados de la Asamblea Legislativa deberán votar en segundo debate un proyecto que busca reactivar esta actividad. Este ya fue aprobado en primer debate y, pese a no tener estudios sólidos, obtuvo el aval de la Sala IV.
Desde 2013, la Sala Constitucional suspendió las nuevas licencias de pesca de arrastre. A partir de 2017, esas licencias comenzaron a vencer. Actualmente, ningún barco de camarón queda activo.
Justamente entre 2019 y 2020, la cantidad de captura para los pescadores en Guanacaste aumentó en un 25%, según datos de la Cámara de Pescadores de esa provincia.
Pero no sólo la cantidad, sino también el tamaño de los peces ha crecido. Mientras en 2019 se capturaban peces de entre 25 y 27 cm, ahora la talla de los peces es de entre 34 y 36 cm.
“No es un asunto sólo de ambientalismo y de impacto en el ambiente. Es un impacto en el bolsillo. Esto es un asunto de la comida de muchas personas”, indicó Contreras.
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En el pasado, el impacto fue importante. Mientras la captura de camarón rondaba los 5.000 kg en 1970, para el 2006 apenas llegó a los 1.100 kg, según datos del Instituto Costarricense de Pesca (Incopesca).
Volver a esta práctica “sería empobrecer más la provincia de lo que está. Aquí lo más viable sería que los diputados y el gobierno digan no a esa pesca y busquen alternativas, que sí hay”, dijo Carrión.
Aún así, los pescadores de arrastre necesitan alternativas, dijo Salazar. “¿Qué es lo que ha traído el vencimiento de licencias? Compañeros en las cárceles, divorcios, desahucios, nada bueno”, afirmó el pescador de camarón.
En su sentencia del 2013, la Sala Constitucional suspendió la pesca de arrastre hasta que se hicieran estudios científicos para avalarla. Incopesca presentó un estudio con deficiencias, pero la Sala permitió continuar con la actividad.
“Este es un pronunciamiento que provoca un retroceso importante en materia ambiental en el país, que curiosamente proviene de la misma Sala que en el 2013 exigía amplio respaldo científico antes de tomar decisiones que impactan el ambiente”, dijo Jorge Jiménez, director de Marviva, en julio.
El estudio tiene muchas deficiencias, según biólogos de la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Nacional (UNA), pero el principal es que no mide cuánta población de camarón queda en el mar.
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“Si no sabemos cuánto hay de camarón, no podemos determinar cuotas de captura. Eso puede ser perjudicial para los mismos empresarios. Ellos tienen que hacer inversiones bastante importantes”, explicó Rosa Soto, bióloga marina de la UNA, en julio.
Al final, esto podría crear una “falsa promesa” para los pescadores de camarón, según dijo el investigador de la UCR, Ingo Wehrtmann. Esto porque no se sabe si esta actividad podrá rendir a largo plazo.
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