“Ojalá nunca se tenga que usar”, dice ingeniero del TEC que desarrolló prototipo de respirador

Juan Alonso Alvarado espera que nunca se tenga que usar su prototipo de respirador. Él transformó su casa en Pérez Zeledón en un taller tecnológico y, usando impresión 3D, desarrolló una máquina para pacientes con Covid-19.

Alvarado, quien es ingeniero físico y docente del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), diseñó un accionador de respirador, un aparato que no es exactamente un respirador artificial. Más bien, es como un “apaga-incendios” más simple, en caso de que los verdaderos respiradores comiencen a escasear.

“Lo veo como un plan de contingencia. El caso ideal es que nunca se utilice. Ojalá nunca se tenga que llegar a usar. Pero si no hay respiradores artificiales y hay muchos pacientes esperando, creo que esto tiene el potencial hasta de salvar vidas”, dijo Alvarado en entrevista con AmeliaRueda.com.

La idea detrás de este prototipo es que sea de acceso gratuito, para que cualquiera con acceso a una impresora 3D pueda armar uno. Con una impresora barata, se podría crear uno al día, pero, con ayuda del sector privado, se podrían imprimir “muchos más”, dice.

“No deberíamos estar esperando al mercado internacional. En Costa Rica existe el personal, la inteligencia, la creatividad, el equipo y los recursos. (...) Creo que es muy posible dedicarnos a ofrecer diferentes alternativas (nacionales)”, dijo el ingeniero.

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Actualmente, el prototipo de Alvarado se encuentra en etapa de pruebas: tiene que operar de manera continua por al menos 15 días. “Hasta el momento no he hecho pruebas tan largas. Tengo que imprimir nuevos prototipos”, dijo.

Estas pruebas se realizan a través del espacio que abrió el Ministerio de Ciencia y Tecnología para científicos nacionales, quienes presentan sus ideas para hacerle frente al Covid-19. Luego de ese filtro, la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) valorará la tecnología de acuerdo a sus estándares de calidad.

De pasatiempo a prototipo

Alvarado dice que siempre fue aficionado de la electrónica y que en su tiempo libre siempre fue adepto a crear aparatos con diferentes funciones. Pero, en este caso, su primer impulso vino desde Italia.

“A mi lo de verdad me impactó fue Italia. Cuando yo vi los hospitales con toda la tecnología que tienen y no podían, me impactó. Me inspiró también ver a ingenieros italianos desarrollando sus propios aparatos”, apuntó.

A partir de ese momento pidió prestada una impresora 3D al TEC y armó en su casa un taller tecnológico, donde comenzó a ensamblar los primeros prototipos.

“Vi que estos aparatos tienen su grado de complejidad y un tamaño importante. Ahí pensé que lo mejor era buscar algo más pequeño y que fuera más rápido de hacer”, explicó.

Hace tres semanas terminó el primer prototipo, el cual no permitía controlar muchas funciones. Actualmente, explica que va por el cuarto prototipo, y que aún faltan más conforme haga más pruebas.

Al final, según dijo Alvarado, la idea es que sea de acceso gratuito y sencillo en caso de una emergencia. “La idea es que cualquier persona lo puede imprimir, bajar los diseños; incluso un hospital o una clínica. La idea es que no se un producto comercial”, añadió.

Carencias

A pesar de ser sencillo y fácil de imprimir en 3D, este prototipo no es lo mismo que un respirador artificial. Es más bien un especie de “brazo mecánico” que permite accionar las bolsas del respirador sin que nadie tenga que estar presente con riesgo de contagio.

“Cuando no hay un respirador artificial, la gente se conecta a un respirador normal, la bolsita de plástico que hemos llegado a ver. Un asistente del enfermo está a la par asistiéndole con la respiración. Con el coronavirus no puede haber una persona a la par”, señaló.

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Este accionador permite controlar la frecuencia de presión y la fuerza con que presiona la bolsa, pero no tiene sensores digitales para monitorear la presión, el volumen, el flujo del aire, etc.

“Con una impresora como la que tengo, que es más básica, se puede hacer una máquina al día. Hay impresoras que pueden hacer muchísimo más. En Costa Rica hay empresas que tienen la capacidad de producir muchísimas máquinas”, dijo.