Pontífice emérito falleció de causas naturales propias de su edad; el catolicismo en el mundo está de luto.
Yuri Lorena Jiménez
31/12/22 | 04:41am
Tras varias alertas en las últimas semanas sobre quebrantos de salud del pontífice emérito Benedicto XVI, el Vaticano anunció este sábado al mundo la muerte de Joseph Ratzinger, quien asumió el máximo puesto en la Iglesia Católica el 19 de abril del 2005, en sustitución de Juan Pablo II, fallecido el 2 de abril de ese año tras dirigir la Iglesia durante 26 años.
"Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas, en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información", indicó en un comunicado el director del servicio de prensa de la santa sede, Matteo Bruni.
Tras cerca de ocho años de pontificado, Benedicto XVI presentó su renuncia en febrero del 2013, cuando sorprendió al mundo al convertirse en el primer Papa en renunciar a la máxima jerarquía de la Iglesia Católica en casi 600 años.
La respuesta oficial que Joseph Ratzinger ofreció como explicación en su momento fue el declive de sus capacidades físicas y mentales, aunque siempre ha habido otras teorías conspiratorias no confirmadas que habrían provocado su dimisión.
A pocos días de su ascenso al podio más alto de la Iglesia Católica, fueron muchas las conjeturas que se tejieron sobre la forma en la que dirigiría su rebaño el ultraconservador excardenal alemán, conocido en aquellos tiempos como la mano derecha de Juan Pablo II.
Desde que su nombre saltó a la luz mundial, su hoja de vida fue apostillada por su brillante formación y trayectoria académica como teólogo, amén de sus rígidas posturas, las cuales muy pronto se convirtieron en tema de discusión mundial.
En cambio, su vida personal estuvo casi siempre fuera de los reflectores, en parte porque Ratzinger se caracterizó desde un principio por hablar poco de sí mismo mucho de sus posturas.
Aún así, las biografías oficiales y las opiniones de sus más cercanos, vertidas en diarios de todo el mundo, permiten a estas alturas formarse una idea de quién fue, en realidad, la cabeza del catolicismo hasta el año 2013, cuando dimitió.
Reconocido por su voluntad de hierro y su autoridad en teología, se caracterizó por ser frontal aún cuando sus posturas fueron "políticamente incorrectas", durante todos los años de su gestión.
En una recopilación realizada por las agencias AFP, AP y EFE sobre su biografía, se establece que sus raíces se remontan a Markt am Inn, un pequeño pueblo rural, entonces de 2.700 habitantes, situado en la región alpina de la Alta Baviera, en Alemania.
Nació el Sábado Santo de 1927 y fue bautizado ese mismo día. En sus memorias, reflexionaba "ser bautizado en el agua nueva de la Pascua era visto como un acto muy significativo por parte de la Providencia". A Ratzinger se le hacía difícil decir cuál es propiamente sera pueblo natal, pues su progenitor, un policía rural que venía de una familia de agricultores, era trasladado con frecuencia por razones laborales.
Sus padres -quienes curiosamente se llamaban José y María-, eran profundamente religiosos, lo cual marcó definitivamente a sus dos hijos varones, pues el hermano mayor de Ratzinger, Georg (hoy con 81 años) también es sacerdote. La familia la completaba la única hermana, María, quien falleció en 1991.
En 1937 su padre se retiró y toda la familia se mudó a Hufschlag, en las afueras de Traunstein, donde Joseph pasó el grueso de sus años de adolescencia. En 1939 entró al seminario menor en Traunstein. En setiembre de ese año, cuando se desencadenó la Segunda Guerra Mundial, Joseph Ratzinger tenía 12 años. Como ocurría entonces con todos los muchachos, fue inscrito en las Juventudes Hitlerianas; siempre fue firma en que todo esto ocurrió contra su voluntad, pese a que ya estaba en el Seminario y contra su voluntad y la de su familia.
En 1943, el joven Ratzinger, con 16 años, fue asignado a una unidad antiaérea en Munich.
En la primavera de 1945, mientras se acercaban las fuerzas aliadas, abandonó el ejército y regresó a su casa en Traunstein, una decisión que pudo haberle costado la vida.
Las temibles unidades paramilitares de asalto nazi, las SS, tenían órdenes de fusilar a los desertores. En su huída, fue detenido. "Gracias a Dios, eran soldados que estaban hartos de la guerra y no querían convertirse en asesinos", escribió en su libro Aus meinem Leben (Mi propia vida).
Pero cuando el ejército de las fuerzas aliadas llegó a su ciudad, lo identificaron como soldado alemán y, en mayo de 1945, lo enviaron a un campo de prisioneros de guerra en una marcha de tres días junto a otros miles de soldados.
"Los soldados estadounidenses nos tomaron fotos... querían recuerdos del derrotado ejército y de su desolado personal", recordó en sus memorias. Liberado en junio de 1945, joven Joseph retornó a su hogar en Traunstein camuflado en un camión repartidor de leche. Una vez terminada la guerra, empezó su formación y prolífera formación académica: estudió en la Escuela Superior de Filosofía en Freising y en la Universidad de Munich, en la que obtuvo el doctorado en teología. Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1951, a sus 24 años.
A partir de entonces, arrancó una brillante carrera en la que combinó la docencia con el ejercicio ascendente de su vocación en la Iglesia Católica, que lo llevó a convertirse en arzobispo de Munich y Freising en marzo de 1977 (nombrado por Pablo VI). Solo tres meses más tarde, se convirtió en cardenal.
Dueño de una sólida preparación, hablaba diez idiomas, era doctor en teología y filosofía y ostentaba siete doctorados de honor.
Su hermano Georg, exdirector musical de la catedral de Regensburg (Baviera), fue quizá uno de los pocos que puede referirse al Sumo Pontífice con verdadero conocimiento de causa. Los Ratzinger comparten, sin duda, la forma de hablar sin ambages, a juzgar por las confesiones del hermano mayor de Joseph años atrás.
"Él es más el tipo académico y universitario. Frente a Juan Pablo II, quien tenía un gran don de gentes, no posee esa facilidad para conectar con las gentes de una manera tan directa y espontánea, ni para fascinar de inmediato", admitió Georg en su momento.
A lo largo de su gestión, trascendieron detalles triviales sobre Ratzinger. Por ejemplo, el vaticanista italiano Andrea Tornielli, biógrafo suyo, afirmaba que la salud del Papa es la "normal" de un octogenario. "No hace deporte, no es su estilo, pero da largos paseos por la montaña, donde le gusta comer al aire libre", dijo en su momento a la AFP. Se sabía que no fumaba ni bebía alcohol ni vino, pero sí una cerveza de vez en cuando, fiel a su región natal, Baviera, la tierra de la cerveza.
Agregó que no fuma y no bebe alcohol ni vino, pero sí cerveza de vez en cuando (Ratzinger es de Baviera, la tierra de la cerveza).
El reverendo Thomas Frauenlob, director del seminario donde estudió el Papa y quien lo vio en Año Nuevo (del 2005), insistía en que Joseph era un hombre afable, pues aseguraba conocerlo muy bien.
"Me duele que lo describan como un intransigente", afirmó a varios medios alemanes, varios lustros atrás.
Por otra parte, un análisis de la agencia AP asegura que la sensibilidad y la firmeza no están reñidas en su personalidad, y afirma que, finalmente, el mundo pudo ver las dos caras de Joseph Ratzinger.
En el período de luto que siguió al fallecimiento del papa Juan Pablo II, el cardenal alemán ofreció un panegírico tan elocuente que arrancó lágrimas a algunos de los presentes.
Diez días después, momentos antes de entrar junto con los otros cardenales al cónclave, pronunció un áspero discurso sobre la necesidad de mantener la obediencia en el clero, el que provocó gruñidos entre los más liberales.
Su personalidad y rigor doctrinario lo había convertido, como cardenal, en objeto de todo tipo de bromas y apodos tan irreverentes como "Panzer (Tanque) Kardinal", "Gran Inquisidor" o "Martillo de los herejes".
Su fama de duro y de guardián del dogma es tal que el diario italiano de izquierda Il Manifesto recibió su elección al trono de Pedro con un cínico juego de palabras: "El Pastor alemán".
Todas estas burlas no impidieron, sin embargo, que Ratzinger figurara, siendo cardenal, entre las "100 personas más influyentes" del mundo, según la revista Time en el 2004.
Sin embargo, no fue hasta este mes de diciembre del 2022 en que la salud del exPontífice empezó a agravarse. Su sucesor, el Papa Francisco, recién había pedido oraciones por el expontífice diciendo que Benedicto está “muy enfermo”.
Ahora, tras su fallecimiento, lo que sí es un hecho es que esta será la primera vez en la historia en la que un pontífice presida el funeral de su inmediato predecesor, pues Francisco celebrará la misa a la que, probablemente, serán invitadas las máximas autoridades de todos los países.
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