Corredor protegería especies de tiburón, tortuga, ballenas, y otros, que transitan entre ambas islas. Los animales forman parte de la rica biodiversidad nacional y algunos están en peligro crítico de extinción.
28/06/20 | 09:43am
Una carretera submarina une a la Isla del Coco y las Islas Galápagos (Ecuador): por ella se mueven tortugas, tiburones y hasta ballenas. Pero ese trayecto está desprotegido y puede ser peligroso para algunas especies.
“Eso es como que yo viva en Curridabat y trabaje en La Sabana. En ambos lugares estoy muy seguro. Pero ¿qué pasa si en la ruta entre ambos hay situaciones de peligro?”, dijo Carlos Chacón, coordinador de la organización conservacionista Fundación Pacífico, en entrevista con Ameliarueda.com.
Ahora un grupo de científicos está pidiendo a los gobiernos de Costa Rica y Ecuador crear una “migravía” entre ambas islas, algo que ayudaría a proteger a las especies en su ruta migratoria.
“Muchos de los grupos (que usan esta ruta) están en peligro crítico de extinción.
Entre las principales amenazas están la pesca incidental, la contaminación por plásticos y el cambio climático”, explicó Mónica Gamboa, Gerente de Programas Complementarios de la Asociación Costa Rica por Siempre.
Por esta ruta pasan 16 especies diferentes de tiburón, al menos dos especies de ballena (ballena jorobada y ballena azúl) y cuatro de las seis especies de tortugas marinas conocidas.
No obstante, el corredor no solo buscaría proteger a estos animales, sino también a su alimento: especies de interés comercial y de pesca deportiva como el atún, el marlin y el pez espada.
“El proteger estas áreas también genera impacto positivo en que haya más atunes, en que haya más dorados y en que haya mejor pesca”, señaló Chacón.
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Tanto la Isla del Coco como las Islas Galápagos son sitios Patrimonio de la Humanidad, declarados así por la Unesco.
En Galápagos, cerca del 20% de la flora y fauna marina es endémica (nativa). El célebre biólogo Charles Darwin estudió este sitio para desarrollar su teoría de la evolución por selección natural.
Desde hace más de 15 años, científicos comenzaron a notar el tránsito de especies entre la Isla del Coco y Galápagos. “Empezaron a poner mayor atención y pudieron determinar que no era casualidad”, dijo Chacón.
La explicación se encuentra en lo profundo: una cordillera submarina une ambas islas y sirve de guía para los animales. Estos “montes submarinos” albergan alimento para las especies y, a través de su magnetismo, les guían hasta su destino.
“Dependiendo de las temperaturas a través del año y otros factores, algunos momentos están en Galápagos y otros momentos están en la Isla del Coco. Estos patrones se ven en otras partes del mar también”, explicó el coordinador de Fundación Pacífico.
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No obstante, por decisiones políticas, el peligro puede variar a lo largo de la ruta. Por ejemplo, del lado de Costa Rica, existen ciertas restricciones a la pesca industrial que en la parte de Ecuador no se tienen.
“Del lado de Costa Rica ya hay una prohibición de usar dispositivos agregadores de peces. Estos son aparatos que los pescadores ponen en el mar para atraer peces y ponen las redes y atrapan más. Esto ya está prohibido en Costa Rica, pero del lado de Ecuador esta medida no existe”, señaló.
El cambio climático también juega en contra de los animales, ya que, conforme cambian las temperaturas del mar, también cambia la forma en que se mueve su alimento.
“Las principales poblaciones de interés comercial, que a la vez son alimento de estas especies migratorias, se van a ir moviendo a otras latitudes conforme las nuestras se van calentando. Ya esto se va notando”, dijo Gamboa.
Las formas en que se vaya a proteger a las especies pueden variar, dependiendo de las sugerencias de los gobiernos y de los pescadores. No obstante, los biólogos dieron algunas sugerencias.
Proteger los “montes submarinos”, por ejemplo, es una medida de gran importancia, ya que estos son los principales focos de transporte para los animales. Estos sitios requerirían de mayor estatus de conservación.
“Otra opción es llegar a acuerdos sobre los tipos de anzuelos. Hay ciertos anzuelos que ya los expertos conocen que causan más pesca incidental. Por ejemplo, buscás atunes pero terminás pescando tiburones”, explicó Chacón.
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Dependiendo del tipo de anzuelo, los tiburones pueden liberarse. Esta regulación sería importante para disminuir la pesca incidental.
“Esto nace de la ciencia, nace de estudios científicos que desde finales del siglo pasado se vienen realizando a lo largo de todo el océano Pacífico”, afirmó el coordinador de la Fundación Pacífico.
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