Remover vísceras, embalsamar cuerpos y pasar la noche entera junto a muertos: una jornada normal de trabajo
31/10/16 | 16:49pm
El olor de "los podridos" y la imagen del rostro desfigurado de aquel mecánico al que le cayó un bus encima cuando cambiaba una llanta. Esos dos recuerdos: uno olfativo y otro visual, son los que todos los días le confirman a Marco Lagorio Castro que para su trabajo se requiere vocación, estómago y nervios de acero.
Desde hace cinco años labora como técnico en disección forense, un trabajo al que llegó por lo que considera "un golpe de suerte". Nunca pensó que los cadáveres serían su "pan de todos los días", cuando era joven ni siquiera soportaba ver sangre, la daba asco y ganas de desmayarse.
Su carrera en la Caja Costarricense de Seguridad Social (CCSS) la empezó como oficinista, pero un día la muerte tocó a su puerta en forma de una oportunidad para capacitarse en disección de cuerpos.
Ahora él es uno de los encargados del hospital Calderón Guardia de extraer el paquete de vísceras –desde la lengua hasta los testículos– de los cuerpos para dárselos al médico forense, quien práctica la autopsia. Su trabajo también consiste en embalsamar a los difuntos: "Dejarlos bonitos para los familiares", detalla.
No le da susto estar entre tanto muerto, mas reconoce que la primera vez que le tocó la guardia de noche en la morgue se inquietó por cualquier sonido que escuchaba, por más pequeño que este fuera.
"Todo es cuestión de acostumbrarse, para mí esto ya es algo normal", dice mientras nos da un tour por la morgue: muestra la sierra con la que se cortan los cráneos, enseña una tinaja llena de cerebros humanos, abre el comportamiento donde yace un cuerpo sin vida...
"Yo sé que mi trabajo no es bonito, pero sí es apasionante... vieras qué bien se siente cuando los familiares de un difunto llegan a saludarlo a uno, agradecidos de que uno lo trató bien, aunque ya estuviese muerto".
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