Joe Biden es el próximo presidente de Estados Unidos, tras asegurarse la victoria en el estado de Pensilvania (bastión clave con 20 votos electorales) y lograr 273 votos del Colegio Electoral (tres más del mínimo necesario) frente a 214 de su contrincante, el actual presidente Donald Trump.
Tras el triunfo de Biden, el presidente republicano se convierte en el quinto gobernante en la historia estadounidense en no ser reelecto.
Trump -que ganó Pensilvania en 2016- tenía la delantera en este estado, pero su ventaja fue disminuyendo a medida que fueron contabilizados los votos por correo, que favorecen mayoritariamente a Biden.
El demócrata de 77 años llegará a la Casa Blanca luego de una histórica campaña y votación, en la que no solo logró obtener un cifra récord de voto popular sino que lo hizo en un jornada marcada por la votación anticipada (que comenzó seis semanas antes del día de las elecciones); lo que obligó a esperar más tiempo del habitual para conocer los resultados de algunos estados.
America, I’m honored that you have chosen me to lead our great country.
The work ahead of us will be hard, but I promise you this: I will be a President for all Americans — whether you voted for me or not.
Durante la madrugada del viernes el impulso de Biden hacia la Casa Blanca se fortalecía con el conteo de votos en el estado de Georgia, crucial en la batalla por la presidencia y donde el candidato demócrata supera ahora por unos pocos sufragios a Trump, según varias cadenas de televisión estadounidenses.
Si bien desde el martes de 3 de noviembre, cuando cerraron los centro de votación, Biden mostraba una ventaja sobre el candidato republicano, el resultado de varios estados clave (por la cantidad de votos electorales que representan) podía darle un giro a la elección. Sin embargo, conforme pasaron las horas y los resultados comenzaron a llegar, sumaron a la tendencia victoriosa de ahora presidente electo.
Quien fuera el vicepresidente de de Barack Obama ya llegaba favorecido por las encuestas que lo colocaban a la cabeza de la histórica jornada electoral. Biden recogía el 51,2% de la intención de voto frente al 44% del actual mandatario a nivel nacional, además, lideraba por 2,3 puntos porcentuales en estados cruciales para vencer, de acuerdo con las mediciones de RealClearPolitics. Sin embargo, siempre existió el temor de que las mediciones distaran de los resultados en las urnas como le ocurrió a Hillary Clinton en 2016. Esta vez no fue así.
Tras la última actualización este sábado a las 10:34 a.m., Biden contaba con 273votos del Colegios Electoral mientras que Trump se quedaba con 214.
De esta manera, el demócrata había ganado en Arizona (11), California (55), Colorado (9), Connecticut (7), Delaware (3), Hawái (4), Illinois (20), Maine (3), Maryland (10), Massachusetts (11), Michigan (16), Minnesota (10), Nebraska (1),New Hampshire (4), Nueva Jersey (14), Nueva York (29), Nuevo México (5), Oregón (7), Pensilvania (20) Rhode Island (4), Vermont (3), Virginia (13), Washington DC (3), Wisconsin (10) y el Estado de Washington (12).
Por su parte, Trump se quedaba con la victoria en Alabama (9), Arkansas (6), Carolina del Sur (9), Dakota del Norte (3), Dakota del Sur (3), Florida (29), Idaho (4) ,Indiana (11), Iowa (6), Kansas (6), Kentucky (8), Luisiana (8), Maine (1), Montana (3), Misisipi (6), Misuri (10), Nebraska (4), Ohio (18), Oklahoma (7), Tennessee (11), Texas (38), Utah (6), Virginia Occidental (5) y Wyoming (3).
Sabiendo que la lucha iba tomar su tiempo, ya sus primeras palabras tras el cierre de urnas, al filo de la medianoche del mismo 3 de noviembre, Biden pedía a sus seguidores mantener la esperanza y aseguró que "vamos a ganar esto".
La campaña en favor del exvicepresidente redobló esfuerzos para motivar a los votantes, no solo a sus bases, sino también a todos aquellos desgastados por el discurso político del actual gobernante estadounidense. Fue así como el exsenador logró posicionarse entre las minorías y la población afroamericana. El año convulso para los Estados Unidos, marcado por protestas antirraciales y el malestar por el manejo de la pandemia, contribuyeron a aumentar el capital electoral de la fórmula demócrata.
Aunque hay un sector de su propio partido que no terminó de convencerse de su candidatura, Biden logró colocarse como el que llegará a barrer con las acciones implementadas por Trump en materia como cambio climático y derechos humanos.
Tanto si se trató de un voto a favor del demócrata o más bien uno en contra del republicano, se movilizó a la población a ejercer su voto. Antes del 3 de noviembre, más de 100 millones de ciudadanos estadounidenses sufragaron de manera anticipada por correo o en persona. Motivados por sus deseos de cambio o continuidad, este número de personas representa más del 73% del total de votos emitidos hace cuatro años, por lo que se prevé que para esta ocasión se alcance una gran cantidad de electores. Sin embargo, el proceso no ha estado libre de polémicas, principalmente debido a las quejas por las extensas filas a las afueras de los centros de votación.
Otra de las batallas de las que aún no se ha librado el demócrata es de los reclamos de Trump, quien la noche de las elecciones se aventuró a decir que había ganado las elecciones, pero sin tener ningún sustento de ello. Además, anunció que acudiría a la Corte Suprema para disputar el conteo.
"Francamente, nosotros ganamos esta elección", dijo en una rueda de prensa desde la Casa Blanca. El mandatario denunció "fraude".
"Queremos que todas las votaciones paren", dijo el presidente, en aparente alusión al recuento de los votos por correo, que pueden ser aceptados legalmente por los colegios electorales estatales después del martes, si fueron enviados a tiempo.
Biden sabe que no le bastaba con convencer solo a los demócratas para llegar a la Casa Blanca. El tres veces candidato a la presidencia trató de venderse como la alternativa mesurada para encantar al electorado indeciso y el molesto por la forma de hacer política de Trump. Pero también buscó el voto progresista, de los jóvenes y la comunidad afroamericana.
Durante este martes acudió a una iglesia donde está la tumba de su hijo Beau, quien falleció en 2010 a causa de un tumor cerebral. También reposa allí los cuerpos de su primera esposa, Neilia, y su hija pequeña, Naomi, quienes murieron en un trágico accidente. Luego, visitó su natal Scranton, en Pensilvania, donde estampó en la sala de su primer hogar "De esta Casa a la Casa Blanca con la Gracia de Dios".
El demócrata se mostró confiado, pero suspicaz para no anticipar nada, pese a que las encuestas lo favorecían
"Lo que escucho es que hay una participación abrumadora, en particular de jóvenes y mujeres, afroestadounidenses", dijo en Wilmington, Delaware, donde reside, considerando esto "un buen augurio".
La campaña de Biden trató -y logró- distanciarse de la que estaba haciendo Trump. Desde gestos como promover el uso de mascarilla en todas sus apariciones pública (incluso, reducir la cantidad de estos) hasta no caer en las provocaciones de su rival que en reiteradas ocasiones lo ha tratado de dibujar como un hombre con deterioro cognitivo. Esto último debido a que en algunos momentos pareciera tener lapsus, el más reciente durante la misma jornada electoral anunciando a sus simpatizantes que iba a presentarles a su hijo Beau, ya fallecido.
Incluso, en los debates el vociferante mandatario estuvo a punto de sacarlo de sus casillas debido a las constantes interrupciones hasta que se le escapó "¿Te vas a callar?"; sin embargo, siempre mantuvo la compostura.
Su mensaje también ha tenido la misma tónica, la cual no dista con su estilo durante el gobierno de Obama. Pero esto también le ha costado críticas por su estilo moderado que casi le cuestan la candidatura. Ante esto, ha prometido que como presidente tendrá posturas más progresistas en temas como justicia racial y el alivio de la deuda estudiantil.
Para espantar estos cuestionamientos, sumó como su compañera de fórmula a la senadora Kamala Harris, una de sus contrincantes en las primarias demócratas y quien marcará la historia al convertirse en la primera mujer afroamericana en ser vicepresidenta de los Estados Unidos.
Tragedias y críticas
Comenzó su vida política muy joven. De hecho, se convirtió a los 29 años en senador. Lamentablemente, un mes después de ese triunfo en su carrera la tragedia rompió la alegría luego de que su primera esposa Neilia y su hija Naomi fallecieran en un accidente de tránsito cuando se dirigían a comprar un árbol de Navidad. Sus otros dos hijos sobreviviendo, pero el mayor, Beau, murió muchos años después víctima de un tumor.
Esta situación provocó que la opinión pública sintiera empatía por su el demócrata, quien se ha caracterizado por ser una persona afectiva, que en algunos casos ha resultado invasivo. En marzo anterior, una asistente lo acusó de agresión sexual. En 2019, ya lo habían acusado de conducta sexual inapropiada por acariciarle el cuello y los hombros.
A lo largo de su amplia trayectoria política también ha tomado decisiones que le valieron críticas a lo interno de su partido, incluida su compañera de fórmula presidencial, quien recordó que como senador se opuso a un sistema contra la segregación en las escuelas que consistía en llevar a niños afroamericanos a instituciones educativas con mayoría blanca.
Por otra parte, le han cuestionado su ayuda a la redacción de una ley en 1994 que muchos demócratas creen que llevó a la encarcelación de una cantidad desproporcionada de ciudadanos afroamericanos, una decisión que en la actualidad Biden reconoce como un error.
Su apoyo a la guerra en Irak en 2003 y su papel en la audiencia de confirmación del juez de la Corte Suprema, Clarence Thomas, en 1991, son parte de las acciones que han nublado su imagen.
Pese a todo lo anterior, el próximo presidente de los Estados Unidos ha sabido como sacudirse de estas circunstancias y forjarse como la alternativa más plausible a Trump. En los próximos cuatro años tendrá la posibilidad de fortalecer al sector más moderado y progresista estadounidense o de exacerbar las bases conservadoras del partido Republicano en búsqueda de volver al poder.