La familia Sandí se encuentra en trámites junto con el consulado tico en la ciudad de Nueva York para iniciar el proceso de repatriación del cuerpo del costarricense.
22/05/20 | 15:24pm
“Lo más doloroso es saber que mi hermano tuvo que morir solo en otro país, sin nosotros que somos su familia, ni siquiera pudimos despedirnos porque en un abrir y cerrar de ojos, ya se nos había ido”.
De esta forma, Yadira Sandí describió la pena que su familia ha tenido que enfrentar tras la muerte de su hermano Enrique, quien a los 58 años se convirtió en el décimo costarricense fallecido por Covid-19 en la ciudad de Nueva York.
Enrique, oriundo de Buenos Aires de Puntarenas, vivía en Estados Unidos desde 1998, donde viajó para trabajar como agricultor en un campo cercano a la ciudad de Sunnet.
Con la voz quebrada y en medio de lágrimas, Yadira contó a AmeliaRueda.com que el duelo a la distancia se vive con mayor intensidad y que este se multiplica si la muerte de un familiar se da en un medio de una pandemia, donde las opciones para viajar y despedirse se vuelven imposibles.
“No es solo el dolor de no tenerlo, es saber que no podemos hacer nada, las fronteras están cerradas, aunque tuviera los recursos económicos para volar hasta allá y adelantar los procesos de repatriación, no podría hacerlo”, contó.
La batalla de Enrique contra el nuevo coronavirus empezó el pasado 20 de abril, cuando tuvo que trasladarse a un hospital —cercano a la ciudad de Sonnet en Nueva York— tras sufrir un aumento inesperado de azúcar y una baja en su presión arterial.
El costarricense estuvo en observación durante un día y luego fue dado de alta. Según detalló Yadira, su hermano estaba muy asustado y no quería volver al hospital porque el centro estaba colapsado de personas con síntomas del nuevo coronavirus.
Enrique Sandí murió a los 58 años producto del Covid-19.
Cinco días después de su egreso, los síntomas de Enrique se potenciaron a tal punto que tuvo que llamar a una ambulancia para solicitar asistencia con oxígeno, pues respirar se le hacía cada vez más difícil.
“Esa fue la última vez que escuché a mi hermano”, dijo Sandí.
Cuando conocieron de la condición crítica de Enrique por el Covid-19, su familia se contactó con un primo que también vive en los Estados Unidos, para que los pudieran mantener al tanto sobre la condición de salud del costarricense.
Los reportes sobre su estado llegaban siempre a las 11:00 a.m. y a las 6:00 p.m, Yadira afirmó que todos los días entre esas horas, en su familia se sentía el mayor de los miedos y la peor incertidumbre. “Era como una sentencia de muerte”.
Enrique murió nueve días después desde su ingreso al hospital, “en un abrir y cerrar de ojos”, como lo cuenta su hermana.
Tras conocer la noticia de la muerte de su hermano, Yadira tuvo que lidiar con otra gran batalla, que era la de informar a sus padres sobre la muerte de Enrique, su hijo.
“Mis papás son adultos mayores por lo que la situación les afecta más y es todavía más complicado encontrar la forma adecuada para abordar el tema, además de eso mi madre padece de alzheimer y el control de las emociones se vuelve complejo”, dijo.
Lea:Casos de ticos reportados con Covid-19 en Nueva York casi se cuadruplicaron en dos días
¿Y ahora qué vamos hacer? era la constante pregunta que la familia Sandí tenía sobre el proceso que debían seguir para repatriar el cuerpo de Enrique desde la ciudad de Nueva York hasta Costa Rica.
Yadira contó que tras enterarse del estado crítico de su hermano, se puso de inmediato en contacto con el cónsul, Rolando Madrigal para informarle sobre la preocupación que su familia estaba atravesando, en especial porque Enrique vivía completamente solo y, por el cierre de fronteras, ya que ninguno de sus allegados podía viajar hasta allá.
Desde ese momento, el contacto entre la oficina de cancillería en Nueva York y la familia Sandí fue constante no solo para darle seguimiento al caso sino para ir adelantando los procesos de solicitud de repatriación.
¿Y la plata? ¿Cuánto nos va a costar? era la otra gran preocupación que empezó a vivir Yadira y su familia conforme la situación de salud de Enrique empeoraba.
Según detalló el cónsul, Rolando Madrigal el costo de repatriación de un cuerpo en condiciones por Covid-19 es superior a los $3.500 dólares, entre gastos de cremación y traslado.
“No teníamos a mano ese dinero, nosotros somos una familia pequeña de la zona sur, nuestros recursos son muy limitados, cuando nos enteramos de ese monto, casi que entramos en resignación”, detalló Sandí.
“Tuvimos que ayudarlo varias veces entre toda la familia, incluso hicimos una recolecta para mandarle un poco más de apoyo mientras concretamos que regresará al país (..) Imaginate que si antes de toda esta crisis ya estamos financieramente comprometidos, esta situación nos vino a desbalancear más”, explicó, Yadira.
Sin embargo, todavía quedaba una esperanza para la familia Sandí, ya que el consulado en Nueva York por medio de la Dirección General de Migración y Extranjería inició un trámite para acceder a un fondo de ayuda para financiar completamente el gasto de cremación y traslado del cuerpo de Enrique hasta Costa Rica.
Yadira comentó que esta noticia los alegra mucho en medio del dolor que atraviesan. “Por lo menos tenemos la certeza (no sabemos cuanto) de que lo vamos a volver a tener con nosotros, eso nos da un alivio en el corazón tanto a mí como a mi familia que tanto hemos sufrido”, concluyó.
Lea:Costa Rica inicia proceso de repatriación de tres ticos fallecidos por COVID-19 en Nueva York
Noticias, reportajes videos,
investigación, infografías.
Periodismo independiente en Costa Rica.
(506)4032-7931
|
comunicados@ameliarueda.com
Privacidad