Dueños acudieron a Paseo Colón en compañía de sus amigos de cuatro patas
11/06/17 | 14:58pm
La invitación era clara, todos debía llegar el domingo 11 de junio a las 9:00 a.m. al Paseo Colón en San José para festejar la firma de la Ley Contra el Maltrato Animal, esa que los diputados de la Asamblea Legislativa habían puesto en la palestra luego de siete años de lucha de activistas y defensores de los animales.
Al inicio, el día dejó caer una que otra gota sobre el pelaje de los festejados pero esto no fue motivo para abandonar la celebración. Uno a uno fueron llegando y entre colas, patas y ladridos se daban la bienvenida e instaban a sus dueños a correr cuando salían detrás de otros para jugar.
Duke realizó su llegada triunfal, pues como mariscal de la marcha debía estar temprano para colocarse en la primera fila del grupo de personas que llegarían al inicio de Paseo Colón para ver al presidente Luis Guillermo Solís firmar el documento que protegerá a quienes no tienen voz para hacerlo.
A su paso las personas se detenían para tomarse fotografías con el valiente que sobrevivió al ataque de machetazos cuando a penas tenía dos años. La historia inició en julio del 2016 en Concepción de La Unión.
La marcha inició, a la cabeza Solís en compañía de su familia, el alcalde de San José Jonhy Araya y diputados de la Asamblea Legislativa sostenían la bandera de Costa Rica. Pero acá el entusiasmo estaba en los rostros de los peludos de cuatro patas que corrían de un lugar a otro jugueteando y poniendo en apuros a sus dueños. El mensaje era claro en cada una de las cuadras "No al maltrato animal".
A la cita llegó James José, el representante de la Pelumana de la Universidad Nacional (UNA). En esta ocasión utilizó el corbatín que su hermano, y el primero en llegar la Manada UNA, Peluche Francisco, había utilizado en la graduación de su mamá perruna: María José Vargas.
La ocasión lo ameritaba, había que vestirse de gala.
Chelsie también dijo presente. Su dueño y veterinario, Diego Vargas, la recogió hace seis años de la calle.
"Ella vivía en la calle, sola y abandonada. No se dejaba agarrar hasta me gané su confianza y la adopté", afirmó.
Vargas aseguró que su idea inicial era cuidarla y darla en adopción a una familia, empero, el vínculo entre ambos creció y ahora Chelsie es parte de su vida.
Pero los perros no eran los únicos en el lugar. Coco, un gato amarillo que disfrutaba del paisaje desde los brazos de su dueño llegó en respuesta a la invitación.
Los ladridos a su alrededor no fueron impedimento para dormir pequeños lapsos en el hombro que lo protegía.
La sed comenzaba a sentirse y aunque se trataba de un recorrido corto el compartir con otros animales genera ansiedad en los perros por la emoción que sentían a ver tantos de su especie en compañía de los humanos: los invitados a una fiesta que no les pertenecía. Lo bueno es que algunos de ellos llevaron alimento y agua para compartirlo con los agasajados.
No solo las pequeñas tazas con agua deslumbraban a lo lejos entre los celebrados; piscinas con bolas de diferentes colores al final de la calle llamó la atención de Coco, un perro de gran tamaño y de buen comportamiento que no dudó en aproximarse a una de ellas.
Luego de llamar la atención de todos los que le rodeaban y de darse un chapuzón en aquella refrescante figura celeste, el gran perro de ojos destellantes decidió repartir agua por su propia cuenta sin importarle la opinión de los demás.
En tanto, Zoe decidida a conocer todo el lugar, tomó su propia correa y emprendió el recorrido por la calle. Se acercaba a los asistentes, soltaba su correa, se acostaba al lado de la persona y se disponía a disfrutar de la caricias de aquellos curiosos que se dejaban seducir por su ternura.
Por fin llegó el momento. Unos se apuñaban sobre otros, algunos descansaban por doquier y unos cuantos no dejaban de ladrar ante la presencia de tantos humanos reunidos en un solo lugar.
El documento que hace realidad la Ley de Bienestar Animal fue firmado. Era una realidad pero la firma no bastó y los funcionarios que se encontraban en la tarima mostraron el compromiso hecho documento.
"Sí se pudo", gritaban los asistentes. Ahora el Gobierno de la República se destinará a buscar la solvencia económica que la ley precisa para cumplirse a cabalidad.
"Son recursos que tienen que salir del erario público. Estamos buscando que se aprueben las leyes de impuestos para cumplir con estas obligaciones, las obligaciones se deben cumplir. Esto es un buen ejemplo del por qué se necesitan nuevos ingresos, tenemos que hacer un esfuerzo nacional muy grande", afirmó Solís.
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