No debe superar los 42 grados si es caliente y la fría debe rondar entre 20 y 26 grados, señalan médicos
03/03/17 | 12:24pm
Las duchas son esenciales en la rutina de muchas personas. Algunos por costumbre se bañan con agua fría, otros simplemente prefieren alejarse del agua a menos que esté confortablemente tibia.
Escoger una u otra puede afectar nuestros cuerpos de diversas maneras. Los baños con agua caliente pueden disminuir la ansiedad, liberar la tensión y relajarlo, ideal para irse a dormir. El agua caliente abre los poros, lo que la convierte en una arma de doble filo porque favorece la absorción de sustancias buenas como cremas hidratantes o de tóxicas, por ejemplo gérmenes y bacterias, explicó la doctora Lindy González.
La ducha fría se recomienda para despertar a nuestro cuerpo y sacarlo de su zona de confort. Es una excelente manera para tratar la fatiga muscular durante las primeras 72 horas. Luego se recomienda utilizar el agua caliente.
El agua fría también hidrata la piel (al contrario de la caliente, que la reseca). Estudios han se ha encontrado que funciona para aliviar los síntomas de la depresión pero no debe ser usado para sustituir el tratamiento médico, comentó.
Sin embargo, los médicos sugieren utilizar agua tibia siempre. Por ejemplo, quienes posean una predisposición genética a brotarse frecuentemente ante la exposición a algún estímulo ambiental como el polvo, esporas de moho, insectos, saliva de animales, caspa,chocolate, maní, soya, camarones, clara de huevo, entre otros.
"Para causar perjuicios en la salud, el agua de la ducha tendría que estar sumamente fría o caliente", agregó.
González recomendó que el agua caliente no supere los 42 grados y la fría no baje más de 20 grados. Lo recomendable es utilizar agua tibia entre los 26 y 35 grados, finalizó.
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