El viernes, un estudiante de artes escénicas denunció penalmente a Jorge Arturo Morales, quien ahora será trasladado a San José
21/03/19 | 09:33am
Un sacerdote acusado de abuso sexual contra un menor de edad fue detenido la mañana de este jueves en el puesto fronterizo de Paso Canoas, en la zona limítrofe con Panamá, cuando se disponía a dejar el territorio costarricense.
Se trata del cura Jorge Arturo Morales, quien fue denunciado el viernes anterior ante la Fiscalía Adjunta de Asuntos de Género, por hechos que habrían ocurrido entre 2009 y 2011, en la Parroquia del Perpetuo Socorro en La Sabana y en la Clínica Católica, según contó la víctima Fabián Arguedas al Semanario Universidad.
La oficina de prensa del Ministerio Público confirmó la captura ante una consulta de AmeliaRueda.com.
Ahora será trasladado a San José, donde se le tomará declaración indagatoria; posteriormente, se valorará la solicitud de medidas cautelares.
Para el momento en el que comenzaron las agresiones, el estudiante de artes escénicas tenía 17 años. Los abusos concluyeron dos años más tarde, cuando decidió interponer una denuncia canónica. Pese a ese recurso, el padre Jorge Arturo Morales siguió ejerciendo en su oficiando la misa en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en San José.
De acuerdo con el periódico, el cura era cercano a la familia del denunciante Fabián Arguedas y, según lo indicó este último, él consideraba al presbítero su "guía espiritual".
"Todo cambió cuando me invitó a la parroquia de Sabana Norte. Un día me dijo que quería hablarme de algo y que iba a aprovechar para confesarme. Me llevó al cuarto donde él dormía en la casa cural. Entramos al escritorio y sacó una cámara. Me dijo ‘vieras que ocupo tomar unas fotos para unos boletines de adolescentes’. Me pidió que me quitara la camisa. Yo decía, ‘todo sea para ayudar al cura’. Cuando me iba a poner la camisa me detuvo y me dijo ‘¡qué buen cuerpo Fabián!’. Luego me llevó a la cama a confesarme", contó el vecino de Moravia al Semanario Universidad.
"Le confesé que estaba teniendo más acercamientos con mi novia de ese momento. Cuando yo tenía sexo con ella me sentía culpable. Me decía que tenía que hacer 50 lagartijas por ese pecado. Las hacía y me decía que hiciera 50 más y sin camisa. Me volvía a preguntar por mis pecados, y me pegaba manazos en el pecho y la espalda. Eran manazos durísimos y yo pensaba que estaba siendo perdonado. Cada manazo para mí era equivalente al perdón de Dios", añadió.
Posteriormente, las agresiones escalaron hasta tocamientos de piernas y genitales.
Arguedas también señaló en su entrevista con el periódico que el actual obispo auxiliar, Daniel Blanco, le cuestionó la veracidad de su relato cuando lo atendió al interponer la denuncia canónica. Al mismo tiempo le indicó que si ponía la denuncia en el Poder Judicial, él se vería perjudicado.
Este medio procuró contar con información oficial por parte de la Curia Metropolitana sobre el caso, sin embargo, al cierre de esta publicación no fue posible obtenerla.
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