27 cantones del país fueron los que presentaron la mayor fragmentación de su cobertura natural afectando los corredores biológicos. La principal causa de este fenómeno se debe al crecimiento urbano en estas comunidades.
Este es uno de los hallazgos que se desprende de un estudio pionero en esta materia elaborado por investigadores de la Escuela de Ciencias Geográficas de la Universidad Nacional (UNA).
La investigación midió el índice de fragmentación/conectividad de la cobertura natural entre el 2000 y 2015. Lo novedoso de este análisis es que se realizó por primera vez a nivel cantonal con la finalidad de ver más focalizada la evolución del fenómeno.
Si se realiza una comparación a lo largo de los 15 años que abarca el estudio se puede identificar que los 27 cantones, mayoritariamente de la Gran Área Metropolitana, tuvieron los valores más extremos.
El investigador y académico de la Escuela de Ciencias Geográficas, Carlos Morera, explicó que si bien los índices no arrojan aún números alarmantes sí evidencian la transformación que sufre la cobertura natural a lo largo del tiempo, y principalmente, la afectación en los corredores biológicos que son áreas trascienden los límites de cada cantón.
"Las acciones tienen que llevarse a hora a un nivel de cantón. Hemos tenido una política nacional, pero también debemos tener política local apoyada por la gestión municipal, qué hacen para apoyar la conservación, esa es nuestra preocupación", comentó el experto.
Morera señaló que ya han tenido contactos con gobiernos locales interesados en conocer acerca del estudio y solicitando investigaciones particulares, hecho que se ve como positivo pues hay interés en saber cómo contener el fenómeno.
El experto aclaró que, aunque existe una ruptura de estos corredores biológicos en ciertas regiones, lo cierto es que la mayoría más bien incrementó su cobertura boscosa.
En el otro extremo del índice están los cantones que cuentan con un índice bajo de fragmentación natural. Dentro de la lista destacan Mora, Santa Ana, Atenas, Palmares, Barva, San Mateo, Carrillo, Orotina, Valverde Vega y Naranjo.
El estudio empleó imágenes de satélite para medir la cobertura de cada una de las regiones. Aunque la presencia natural implica bosques, no se circunscribe solo a ello pues también se tomaron en cuenta otros ecosistemas como páramos y plantaciones. Se excluyeron áreas protegidas para conocer realmente la evolución de aquellas que por ley no cuentan con la misma garantía.
Morera comentó que la intención es poder darle continuidad a lo largo del tiempo a esta medición para contar con una mejor fiscalización del fenómeno.
Los corredores biológicos tienen una relevancia trascendental en la naturaleza, ya que sirven de tránsito de la fauna para suplir sus necesidades, por ejemplo de alimentación, refugio o adaptación al cambio climático.