Vecinos de la comunidad de Osa y biólogos explicaron que la crisis económica podría causar presiones en la naturaleza
21/04/20 | 13:58pm
Nuria Ureña, vecina de Rancho Quemado en la Península de Osa, dice estar preocupada por la crisis del Covid-19. Pero no solo por la parte de salud, sino también por el impacto que esta podría tener en los recursos naturales.
“Nos preocupa que esto se vaya a alargar, que la gente ya no tenga qué comer y tenga que cazar. Esta es la parte que más nos está preocupando”, dijo Ureña en una entrevista con AmeliaRueda.com.
Al igual que ella, un grupo de biólogos especialistas en conservación manifestaron su preocupación. Según dijeron, conforme avance la crisis económica, la gente podría retomar la caza ilegal, una actividad abandonada por los ingresos del turismo.
“Ya hemos tenido reportes de matanzas de manadas de chanchos de monte. (...) Estamos sumamente preocupados por la situación social. La gente ha perdido sus ingresos por la caída del turismo”, dijo Marco Hidalgo, biólogo de Osa Conservación.
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En esto coincidió el biólogo de la organización Costa Rica Wildlife, Esteban Brenes, quien aseguró que en otros países ya se están comenzando a ver presiones a la naturaleza por la crisis económica.
“En África, por ejemplo, la cacería de rinocerontes aumentó con la baja del turismo. En Asia también. Costa Rica es una bomba de tiempo. No sabemos cuánto van a resistir nuestras comunidades”, señaló Brenes.
Varias organizaciones conservacionistas de Sudáfrica y Botsuana reportaron un aumento en la cacería de rinocerontes, luego de que los safaris fueran suspendidos debido al Covid-19.
Según Ureña, de momento, los eventos de cacería que se han reportado en Osa son de cacería comercial. No obstante, la situación se complicaría si se empiezan a dar eventos de cacería de subsistencia.
“Si uno sabe que una persona definitivamente no tiene (qué comer) y va a cazar algo, uno lo deja pasar por alto porque es por sobrevivencia. (...) Uno sabe que la gente lo necesita y que todo mundo tiene niños”, dijo la vecina de Osa.
Según los biólogos, las especies más amenazadas por este tipo de caza serían los mamíferos grandes como los chanchos de monte, saínos, tepezcuintles y dantas. Las poblaciones de estos animales vienen en recuperación en años recientes, según dijeron los cienfíficos.
El Ministerio de Ambiente aseguró estar al tanto de esta amenaza y añadió que buscará realizar los controles necesarios para detener actividades.
“Somos totalmente conscientes de esta amenaza y por ello hemos reforzado las tareas de control y protección, tanto en las Áreas Silvestres Protegidas, como en bosques privados”, dijo el ministro de Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez.
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Ureña, sin embargo, no lo ve tan fácil. Ella asegura que no teme que los locales vayan a incurrir en la caza ilegal, sino que, si vienen cazadores de otras localidades cercanas, no podrían hacer mucho.
“Si esto entrara en una crisis de que la gente tenga que cazar, nosotros no estamos en la capacidad de proteger los recursos como los hemos estado protegiendo (...) Si la gente de afuera se viene no tenemos cómo reaccionar y creo que los guardaparques tampoco porque están con personal reducido”, dijo la vecina de Osa.
En este momento, según explicó Hidalgo, estamos “en el ojo del huracán”, pero, según dijo, conforme vaya pasando el tiempo “vamos a ver el impacto de la problemática social” en la naturaleza.
Brenes, biólogo de Costa Rica Wildlife, explicó que otra dificultad para proteger a la fauna silvestre es que las organizaciones de conservación también están viendo sus ingresos afectados por la emergencia del Covid-19.
“A nivel mundial, la conservación de vida silvestre se ha financiado con visitación de turistas y con donaciones. Ahora las donaciones han disminuido y no levantarán en un buen rato. Por otro lado, las comunidades también están perdiendo un montón de plata mes a mes con la caída del turismo”, señaló el biólogo.
Las organizaciones científicas, las comunidades que trabajan en ecoturismo y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) están todos perdiendo mucho dinero por la caída del turismo, dijo.
El Sinac, por ejemplo, reportó que, por cada mes en que los parques nacionales cierran a raíz de la emergencia del Covid-19, la institución pierde alrededor de ₡2.000 millones. Esto contribuiría a desproteger a la fauna silvestre, según explicó Brenes.
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