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El cantante no defraudó con su show y le dio al público lo que esperaba. Fotografías: Ignacio Fernández.

Bad Bunny en Costa Rica: perrearon hasta las palmeras

​El artista puertorriqueño arma un "maldito party" ante unas 36.780 personas en el Estadio Nacional

24/11/22 | 22:30pm

A las 8:47 p.m. de este jueves, Bad Bunny llevaba una hora sobre el escenario del Estadio Nacional y parecía que había tocado ya todos sus éxitos. Pero no. Justo en ese momento empezó a cantar "Titi me preguntó", ¡y todavía faltaba la mitad del repertorio!

¿Cómo puede ser que un artista, sea quien sea, toque 41 canciones y que el público se las sepa absolutamente todas? La última vez que visitó el país, hace cuatro años, no fue así; el puertorriqueño apenas había lanzado unos cuantos sencillos y estaba preparándose para publicar su primer álbum.

Ahora, es uno de los artistas más importantes del planeta, y todas sus canciones fueron coreadas por la gran mayoría de las 36.780 personas (según la organización del evento) que se congregaron en La Sabana para escucharle, para gritarle, para admirarle y, por supuesto, para perrear incluso hasta cuando no sonaba música.

Hasta las palmeras perrearon. Benito no dudó en repellar a una de esas grandes plantas de plástico que le acompañaban en el escenario cuando el ritmo de su propia música obligaba a bailar con lo que sea que tuviera cerca. Tan contagiosa era la sensación que parecía que las palmeras se apuntaron.

No es la primera vez que este estadio ve un llenazo de estas dimensiones, pero tampoco pasa todos los días que lo haga al son de un artista latinoamericano que conquistó al mundo cantando principalmente en español, y mucho menos que suceda en el momento cumbre de su carrera.

Bad Bunny

Acostumbrado a que los artistas no suelen visitar el país cuando están en sus mejores momentos, el público costarricense no tuvo más remedio que arropar a Benito como si fuera el último concierto del mundo, como si se tratase de su última gira, como si mañana no estuviera en los planes.

Se sentía desde temprano. Caminar por La Sabana era ver pequeñas hordas de personas —mayoritariamente jóvenes— con los atuendos más fabulosos que se hayan visto, todos junto a (o buscando a) sus grupos de amigos, con una emoción incontenible, y con ganas de perrear hasta el amanecer.

Quizás ya dentro del concierto perrearon solos. Quizás iban con su pareja y juntos cantaban "Un ratito", y se veían a los ojos y se decían que, en efecto, están convencidos de que el amor acaba pronto y más vale disfrutarlo. Quizás fueron en solitario y salieron de allí con nuevos cómplices de vida.

Las posibles historias que no hubieran sucedido sin este evento se cuentan por miles, pero lo que sí es constatable es que el concierto más esperado del año —para muchos— no defraudó. Pese a que algunas de sus letras son francamente tristes, las caras largas solo se vieron cuando todo acabó.

Bad Bunny suena exactamente igual en vivo que en estudio. Y no es que use pista; es que es un músico de talla grande, aunque sobre las tablas casi nunca se vieran instrumentos musicales. El público no se quedó atrás: cada vez que Benito le cedió el micrófono, los asistentes correspondieron

Bad Bunny

"Esta noche es un maldito party", sentenció el boricua durante los primeros minutos del concierto. Sin embargo, no era solo una fiesta. Era un espectáculo de primer nivel, como los que hasta tiempos recientes solo nos traían artistas anglosajones. Técnicamente fue impecable.

El sonido, las luces y los efectos: la palabra "alucinante" se queda corta. Las pulseras luminosas que usaron los asistentes hicieron que el estadio se viera como un sueño. Las coreografías, inteligentemente dosificadas, no empacharon. Y cuando Bad Bunny "voló" sobre el público fue apoteósico.

Dado que visitó el país en el contexto de su gira World's Hottest Tour, Benito repasó gran parte de su más reciente álbum, Un verano sin ti, editado en mayo pasado. La fiesta empezó con "Moscow Mule" e incluyó otros éxitos de ese disco como "Me porto bonito", "Neverita", "El apagón" y "Efecto".

Pero también hubo guiños al pasado. "Si estuviésemos juntos" y "Ni bien ni mal" remitieron a su disco debut, X 100pre (2018); "Yo perreo sola" y "Safaera" evocaron la época del álbum Yo hago lo que me da la gana (2020); y "Dakiti" fue un recuerdo de El último tour del mundo (2020).

La recta final del concierto incluyó cinco canciones de Un verano sin ti: "Me fui de vacaciones", "Enséñame a bailar", "Ojitos lindos", "El apagón" y, para finalizar la noche, "Después de la playa". Habían pasado ya dos horas de espectáculo intenso y sin pausas, pero la energía del público era la misma.

Bad Bunny

Fue con el merengue de "Después de la playa" que las poco más de dos horas de party con Bad Bunny llegaron a su fin. Fue también el único momento del espectáculo en que se vieron instrumentos musicales sobre el escenario, con un imponente ensamble que puso la última nota de baile de la noche.

Antes de esa canción, el artista dijo que representaba a los latinos ante el mundo, y que por lo tanto representaba a los costarricenses ante el mundo. Pero nadie se lo pide; con que vuelva mínimo una vez por año estaremos más que agradecidos. Esperar otros cuatro años sería imperdonable.

Bad Bunny

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