Pontífice pidió abolición de la muerte, auxilio a los refugiados, migrantes y acciones contra el cambio climático
AFP y Redacción
24/09/15 | 10:30am
En un inédito discurso ante el Congreso de Estados Unidos, el papa Francisco exhortó este jueves a los legisladores de ese país a hacer más por los migrantes que sufren, combatir el cambio climático y abolir la pena de muerte en el mundo.
El jesuita argentino de 78 años, primer líder de la Iglesia católica en una sesión bicameral del Congreso, habló por poco menos de una hora, y en inglés, ante más de 500 diputados y senadores, magistrados de la Corte Suprema y miembros del Ejecutivo, entre ellos el vicepresidente Joe Biden.
Jorge Bergoglio, primer papa proveniente del continente americano, no rehuyó de los temas polémicos.
En un país que practica varias ejecuciones al año, con el apoyo de una mayoría de legisladores, el papa retomó su llamado a "la abolición mundial de la pena de muerte".
En paralelo, el pontífice pidió "acciones valientes" ante el cambio climático, un tema en el que coincide con el presidente Barack Obama, pero que divide a los congresistas.
"Estoy convencido de que podemos marcar la diferencia y no tengo alguna duda de que los Estados Unidos y este Congreso están llamados a tener un papel importante", expresó el pontífice, quien se refirió a la necesidad de implementar lo que denominó una "cultura del cuidado".
Para este papa "hijo de inmigrantes", la crisis de refugiados "sin precedentes desde la II Guerra Mundial" y el drama de los inmigrantes en el continente americano representan "grandes desafíos y decisiones difíciles" que requieren una respuesta que sea "justa y fraterna" de los gobernantes.
A esa situación, apuntó el pontífice, se suma en el continente americano "las miles de personas que se ven obligadas a viajar al Norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades".
Para el pontífice argentino, es necesario no dejarse "intimidar por los números", y adoptar una respuesta que sea "justa y fraterna", de forma de adoptar la norma de tratar "a los demás con la misma pasión y compasión con que queremos ser tratados".
Su intervención fu constantemente interrumpida por los aplausos de los congresistas que incluso llegaron a ponerse de pie en varias ocasiones.
"Les agradezco la invitación que me han hecho a que les dirija la palabra en esta sesión conjunta del Congreso en 'la tierra de los libres y en la patria de los valientes'", dijo el papa en sus palabras iniciales, pronunciadas en un inglés pausado, pero decidido.
El papa exhortó a su audiencia a recordar la dimensión social de su labor legislativa y aclaró que, con su discurso, también quería dirigirse a todo el pueblo estadounidense. Mencionó expresamente a los trabajadores, "miles de hombres y mujeres que luchan cada día para trabajar honradamente, a los "abuelos" y a los jóvenes.
Durante una hora exacta –según lo previsto– el papa entretejió su llamado apelando a la memoria de cuatro figuras primordiales de la cultura estadounidense: el político antiesclavista Abraham Lincoln, el líder afroamericano Martin Luther King, la monja católica y activista social Dorothy Day y el pensador Thomas Merton.
Sus palabras sobre la búsqueda del "bien común", le integración de "los excluidos", la inmigración y la crisis migratoria, la abolición de la pena de muerte, la lucha contra la pobreza del ser humano y del medioambiente, la importancia del diálogo y el combate a los extremismos religiosos e ideológicos y "la belleza" de la familia, fueron temas sobre los que reflexionó apoyándose, según el caso, en el legado de los que llamó "representantes del pueblo norteamericano".
En relación con el medioambiente, lanzó un llamado a desarrollar estrategias para enfrentar los efectos del cambio climático, recordando que en la encíclica "Laudato Si" –publicada este año– buscó apoyar el esfuerzo para adoptar una nueva postura ante los riesgos que representa el cambio climático.
"El justo uso de los recursos naturales, la aplicación de soluciones tecnológicas y la guía del espíritu emprendedor son parte indispensable de una economía que busca ser moderna pero especialmente solidaria y sostenible", dijo.
"Sé y confío que sus excelentes instituciones académicas y de investigación pueden hacer una contribución vital en los próximos años."
En defensa de la vida humana "en todas las etapas de su desarrollo" y convencido de la regla de oro que manda que la vara que usemos para los demás será la vara que el tiempo usará con nosotros, el Papa dijo que desde el principio de su ministerio, ha trabajado en diferentes niveles para solicitar la abolición mundial de la pena de muerte.
"Recientemente, mis hermanos Obispos aquí, en los Estados Unidos, han renovado el llamamiento para la abolición de la pena capital. No sólo me uno con mi apoyo, sino que animo y aliento a cuantos están convencidos de que una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación", sentenció.
En 2014, siete estados de EE.UU. ejecutaron a 35 personas mediante la inyección letal.
El papa sostuvo que "combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de la religión" y al mismo tiempo proteger la libertad de las religiones constituye un "delicado equilibrio" que requiere del trabajo de todos.
"El mundo es cada vez más un lugar de conflictos violentos, de odio nocivo, de sangrienta atrocidad, cometida incluso en el nombre de Dios y de la religión", dijo en su discurso. "Somos conscientes de que ninguna religión es inmune a diversas formas de aberración individual o de extremismo ideológico."
"Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior. Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar. A eso este pueblo dice: No", agregó el pontífice.
Francisco advirtió a los legisladores estadounidense del peligro del "fundamentalismo", religioso o no, y de evitar la tentación del "reduccionismo simplista" de dividir la realidad entre buenos y malos.
Y en una sesgada referencia a las conversaciones abiertas por Estados Unidos con viejos adversarios como Cuba e Irán, Francisco habló del coraje y la audacia que se requiere para abrir "nuevos horizontes para todos".
Pero consciente de las profundas divisiones en la política estadounidense, el papa había ya anunciado en el avión que lo traía de Cuba a Estados Unidos que no hablaría específicamente sobre el embargo contra la isla, que los republicanos se niegan a levantar.
"En este discurso he tratado de presentar parte de la riqueza de su patrimonio cultural, del espíritu del pueblo estadounidense. Es mi deseo que este espíritu continúe desarrollándose y creciendo, para que el mayor número posible de jóvenes pueda heredar y habitar una tierra que ha inspirado a tantas personas a soñar", finalizó el papa, bajo una intensa ovación.
El papa cerró diciendo "God bless you" ("Que Dios los bendiga") ante los legisladores, de los cuales nueve de cada diez profesan la fe cristiana.
Tras el discurso, Francisco se dirigió desde un balcón a más de 50.000 personas congregadas, a los pies de la colina del Capitolio, la última oportunidad de ver de cerca al popular pontífice en la capital estadounidense, después de su recorrido en papamóvil el miércoles.
Con un "buenos días" en español, el papa despertó la algarabía de la multitud, a la cual en el mismo idioma pidió: "recen por mí" y "deséenme cosas buenas".
Luego del Congreso el papa acudió a un centro caritativo católico, donde tuvo un encuentro con personas sin techo.
El papa debe partir la tarde del jueves a Nueva York, para pronunciar un discurso durante la Asamblea General de la ONU y presidir una ceremonia ecuménica en el World Trade Center.
Entre sus últimos actos, el fin de semana estará en Filadelfia para un encuentro mundial de familias católicas, en presencia de un millón y medio de personas. Partirá de Estados Unidos el domingo.
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