Centro educativo Calveri carece de servicios de agua y electricidad por el lugar donde se ubica
17/06/17 | 11:50am
Quizás usted no recuerda muy bien la primera vez que vio una computadora. De seguro ya olvidó sus ojos de sorpresa y su cara de asombro cuando presionó el botón de encendido de la máquina. Esta escena recién se vivió en la Escuela Calveri, un centro educativo indígena que se ubica a 219 kilómetros de San José, en la Reserva Biológica Hitoy Cerere, en Limón.
En esta alejada comunidad no hay servicios públicos de agua potable ni electricidad. Los 74 estudiantes de la escuela pueden usar las computadoras con energía generada por la reciente instalación de paneles solares que se colocaron en el techo del aula.
La Fundación Omar Dengo (FOD) es la gestora de este proyecto que se repetirá en 21 escuelas de zonas indígenas del país. La institución tuvo que invertir en promedio $25 mil por cada centro educativo para instalar los paneles solares necesarios para generar la energía que permite a los estudiantes usar las computadoras en las aulas.
A la fecha se han colocado paneles y computadoras en 12 centros de educación primaria de comunidades indígenas. Las nueve restantes recibirán los equipos en los próximos meses, explicó la directora ejecutiva de la FOD, Leda Muñoz.
"Empezamos a atender a escuelas y colegios en poblaciones indígenas, hemos logrado acompañar a 111 centros educativos. En 22 de ellos nos encontramos con que no había electricidad del todo. Por eso valoramos la colocación de paneles solares como una opción", expresó Muñoz.
Este programa beneficia a 783 estudiantes de centros educativos en zonas indígenas del país.
La comunidad cabécar de Calveri se encuentra a 45 kilómetros de Limón centro. Para llegar a este pequeño pueblo hay que atravesar fincas bananeras, varios ríos y subir montañas.
En el poblado se encuentra la Escuela Calveri, un centro educativo donde 74 estudiantes de primer y segundo ciclo llevan sus clases en lengua cabécar como primer idioma, y español como segunda opción.
Un grupo de 20 estudiantes abrió las puertas del aula para recibir una sorpresa. Por primera vez en sus vidas iban a utilizar computadoras.
Todos estaban felices y asombrados. Ansiosos. Uno a uno fueron recibiendo la portátil con sus nombres.
Una vez que la encendieron, los primeros intentos por aprender a usar el mouse y el teclado fueron superados en menos de 10 minutos.
En media hora, ya se habían adueñado de la máquina, y mientras los instructores de la Fundación Omar Dengo les enseñaban a usar algunos programas, ellos ya querían ver videos, entrar a internet y escuchar música.
A media mañana los maestros les pidieron suspender la sesión para pasar al comedor por una merienda. Volvieron en menos de tres minutos a sus escritorios, no apartaban la vista de sus monitores y ninguno quería dejar la computadora de lado.
Así fue la primera vez que estos estudiantes indígenas utilizaron una computadora. Ahora las podrán seguir usando cuando lo deseen y con ello mejorar su proceso de formación académica.
Fotografías cortesía de Gloriana Oconitrillo.
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