Estrés, tristeza, enojo... padres deben enseñarle a sus hijos a lidiar con sus emociones

El ejemplo de los adultos es básico para que el niño aprenda a manejar su interior, explica experta

14/11/16 | 12:27pm

Además de enseñarles valores y deberes, es esencial que los niños aprendan a identificar sus emociones para que en la vida adulta puedan lidiar de la mejor manera con sentimientos tales como estrés, tristeza, enojo, entre otros.

Así lo explicó la psicóloga infantil, Melissa Céspedes, quien agregó que instruirlos a reconocer todo el repertorio de emociones por las que atraviesa el ser humano, es la mejor manera de ayudarles a crear un balance emocional y afectivo.

"Todo en la vida tiene que ver con emociones, si nosotros desde muy pequeños aprendemos a regular y validar todas las tonalidades de la emoción, vamos a tener mayor capacidad de enfrentarnos a la tristeza sin caer en una depresión; al enojo sin caer en la ira o la violencia", aseveró la experta.

La gran pregunta es cuándo empezar y cómo hacerlo. Para ello, le compartimos algunas estrategias sencillas que podrá poner en practica de inmediato.

1. Auto control del adulto

Los niños aprenden todo lo que ven en los adultos. Entonces si como padres, cuidadores y hasta educadores estamos siempre listos a gritar y/o "estallar" con facilidad", éste será el patrón que seguirán los menores.

Así las cosas, lo primero es la autorregulación del adulto. La experta subrayó que no se trata de que los padres no se enojen, sino de controlar la reacción cuando están enojados.

Una técnica para controlar la emoción es expresándola, inclusive a los niños. Esto generará que los menores, así como los adultos, empiecen a percibir el enojo o la tristeza sin necesidad de gritar, estallar o evadir.

Frases como: "mira estoy muy enojada por esto que hiciste", "hablemos en otro momento, estoy muy molesta..." o "me siento triste por x situación" son muy poderosas.

Por último, tenga en cuenta que "los menores no deben ver el enojo como algo negativo, por el contrario, se les debe transmitir que es un sensación natural, necesaria y humana", acotó la doctora Céspedes.

2. Enseñar la tolerancia a la frustración desde muy pequeños

Es muy recurrente que los padres de familia intenten reducir al mínimo la frustración en los pequeños, mediante la resolución de todos sus problemas.

Los padres justifican este accionar aduciendo que es protección: error, indicó la psicóloga, ya que esta tendencia genera que los menores no sean capaces de manejar, por ejemplo, el enojo o la espera.

Como parte de las recomendaciones destaca dejarlos que experimenten dosis pequeñas de frustración, acorde a la edad y con las precauciones del caso. Un escenario oportuno para ejercitar el músculo del sosiego o la aceptación es durante los juegos escolares o grupales.

"Qué aprenda a perder de vez en cuando, le evitamos ese tipo de sufrimientos y no entendemos que es la única forma que ellos tienen para aprender a manejar la frustración. Por medio del juego, podemos enseñarles a los niños lo que es la pérdida", afirmó la psicóloga.

3. Explorar la gama de emociones

Está bien que el menor experimente alegría y gratificación, sin embargo, los padres de familia no pueden eludir o evitar que el menor no sienta la tristeza, enojo, celos, rivalidad.

El punto es enseñarlos a reconocer lo que están sintiendo, enseñarles cómo se llaman estas emociones, cómo reacciona nuestro cuerpo a ellos y, muy importante, que aprendan a lidiar con ellas.

Durante todo este proceso, los padres deben acompañarlos, explicarles, guiarlos y, sobre todo, dialogar en todo momentos sobre lo que están sintiendo. De allí se desprende la siguiente sugerencia.

4. Validar las emociones propias y las de los demás

De acuerdo con la psicóloga, está contraindicado descalificar una emoción que tenga un niño.

Por ejemplo, afirmaciones como: "no llore por eso", "no es para tanto" son expresiones a evitar, aún cuando para nosotros sean cosas insignificantes, para ellos "es muy significativo". Por lo tanto, lo correcto sería: "está bien que estés triste o enojado".

Este punto es importante porque si nosotros reprimimos las emociones de los menores, ellos nunca sabrán cómo manejarlas, advirtió la psicóloga.

5. Empezar desde muy temprano

Para la experta, este tipo de técnicas se pueden poner en práctica desde edades muy tempranas, por ejemplo, los 4 años son un buen momento, incluso hasta más pequeños.

6. ¿Cuándo buscar ayuda?

Si a pesar de que los padres de familia se esfuerzan para enseñarles estas habilidades, el menor persiste en una conducta agresiva hacia otros niños, hermanos, adultos y, más bien, sentimos que va en incremento, es mejor inclinarse por la ayuda de un profesional.

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