A mediados de la década anterior, la imagen del cigarrillo electrónico comenzó a permear en la cultura popular. Poco a poco, su fama se extendió como una supuesta alternativa saludable al tabaco. Compañías como Juul Labs, Gamucci o Njoy, que lo fabricaban y promocionaban, hacían grandes promesas sobre la revolución que representaba este aparato que, a diferencia del cigarrillo tradicional, no funciona quemando tabaco sino calentando una fórmula líquida que crea vapor. Los expertos, sin embargo, advertían que se necesitaban estudios independientes para conocer sus verdaderos efectos en el cuerpo.
Durante la década siguiente, la reputación del vapeo o cigarrillo electrónico (EVALI, por sus siglas en inglés) se desplomó. A pesar de los esfuerzos de las empresas y muchos usuarios por defender esta práctica la evidencia en su contra se acumulaba. Antes de la pandemia de COVID-19, en febrero de 2020, en Estados Unidos se registraban 2,807 hospitalizaciones por afecciones relacionadas con el vapeo, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), que consderó esto una "epidemia". Entre estas personas, según la misma agencia, hubo varias decenas de muertes. Aunque la mayoría eran hombres (estadísticamente, el vapeo es una práctica masculina), el rango de edad era amplio y no había un factor común entre todos más allá de vapear.
Los datos de la CDC mostraron evidencia en estos pacientes de lesiones pulmonares agudas a subagudas, incluyendo neumonía organizada, según una publicación de esta agencia.
A esto se suman estudios más recientes, como uno realizado por la Asociación Americana de Cardiología de 2022, que reveló que los adultos que consumen regularmente cigarrillos electrónicos con nicotina experimentan cambios perjudiciales en la función cardíaca y vascular, así como un rendimiento físico inferior en comparación con aquellos que no utilizan ninguno de estos productos.
Todos estos hallazgos cuestionan la percepción de que el vapeo es una alternativa inofensiva o efectiva para dejar de fumar. Según una publicación de la revista científica Chest también de 2022, aún es imposible conocer todas las consecuencias que conlleva vapear porque es un fenómeno que solo lleva estudiándose 15 años.
Las empresas que fabrican y comercializan cigarrillos electrónicos, como Juul Labs, han estado en el centro de la controversia. Juul Labs en particular enfrentó demandas y críticas por su estrategia de marketing, acusada de atraer intencionalmente a menores de edad. Además, la empresa fue acusada de no advertir adecuadamente sobre los riesgos de la nicotina y de presentar sus productos como una alternativa segura al tabaco.
En abril de este año, Juul Labs acordó pagar $462 millones a seis estados de Estados Unidos por supuestamente promocionar de manera ilegal sus productos adictivos entre menores.
Esta es la demanda más reciente de mayor relevancia, pero está lejos de ser la única. Solamente en Estados Unidos, al menos una decena de empresas de vapeadores han sido llevadas a la justicia por publicidad engañosa sobre los beneficios de su producto.
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