Aunque a menudo se los considera excéntricos y en ocasiones son objeto de burla, los druidas, brujas y otros seguidores del paganismo están viendo aumentar su número en Reino Unido.
En diez años, el número de personas que se describen a sí mismas como "paganas" en Inglaterra y Gales aumentó de 57.000, en 2011, a 74.000, en el último censo de 2021.
Además, hay 8.000 chamanes y 13.000 personas que dicen ser adeptas de otra religión, llamada wicca, que combina la brujería, el chamanismo y la mitología grecorromana.
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"Es conmovedor ver cada vez a más personas abrazar el paganismo", afirma Sarah Kerr, bruja y curandera de 45 años, que preside la Federación Pagana del Reino Unido, fundada en 1971.
Kerr dice que todo está impulsado por la necesidad de reconectarse con el mundo natural.
La veneración de la naturaleza es uno de los valores de los movimientos paganos, que generalmente mezclan tradiciones espirituales, politeísmo y creencia en el poder de la magia.
En Reino Unido, el resurgimiento del movimiento pagano se empezó a observar en la segunda mitad del siglo XX.
Y aunque durante años los seguidores se han enfrentado a burlas y discriminación, el último censo sugiere que muchos se atreven ya a mostrar sus creencias.
Con su traje y su trabajo en el Ministerio de Medioambiente, Jonathan Woolley no encaja en la imagen de druida.
Este funcionario de 36 años explica que descubrió el movimiento mientras leía un cómic de Astérix, siendo niño, y decidió convertirse a los 21 años, cuando supo que los druidas modernos todavía acudían a celebrar sus prácticas al famoso sitio de Stonehenge, en el suroeste de Inglaterra.
Es un "error clásico" pensar que los paganos son "gente rara". "Es una fe como otra" y sus seguidores realizan "todo tipo de trabajos", argumenta.
Para él, este creciente número de seguidores "inspira, deleita y llena de esperanza" y demuestra que el paganismo es "una profunda espiritualidad moderna y no algo marginal".
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Angela Barker, bruja de 46 años de Mansfield, creó una cuenta de TikTok con la esperanza de concienciar a "influencers" del paganismo que, según ella, se están alejando de las enseñanzas tradicionales.
También lee cartas del tarot, fabrica y vende cristales y escribe sobre paganismo. "Soy una mujer ocupada", afirma soltando una carcajada.
Raegan Shanti, que proviene de una familia cuya religión es el hinduismo, ve muchos paralelismos entre la fe de sus padres y sus propias creencias.
Esta bruja y profesora de danza de 37 años está encantada de que "más gente esté comprendiendo qué es el paganismo".
"Sufrí discriminación y acoso. No me tomaban en serio. Conozco gente que fue despedida" por esto, mientras que "ahora ya no tenemos que escondernos", afirma.
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Cuando Andrew Brennand, de 52 años, abrazó el paganismo en la década de 1990, sintió "una vuelta a casa".
El énfasis en la naturaleza y el servicio comunitario atrajo a este maestro de escuela de Lancaster, en el norte de Inglaterra.
Brennand ha constatado el creciente interés por el paganismo, incluso en las clases de educación religiosa en las escuelas.
Le resulta "reconfortante" no sentirse "raro" nunca más, como en el pasado. Su hija de 19 años también se hizo druida.
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