Pocas veces se ven tantos periodistas y tantos diputados enfocados en una sola comisión legislativa. Cuando Alberto Vargas —trol conocido en las redes sociales como Piero Calandrelli— se juramentó para comparecer, cerca de las 8:40 a.m. de este miércoles, los camarógrafos y periodistas llenaban la sala de costado a costado, y en la barra de prensa éramos otros más.
Ni siquiera el pasado 19 de diciembre, cuando compareció el expresidente y excandidato José María Figueres ante esta comisión de la Asamblea Legislativa —que investiga el financiamiento de partidos políticos— hubo tanto interés en una audiencia de este tipo. Esta vez, quien hablaba nunca ha sido candidato a nada pero hasta hace un mes tenía unos 30.000 seguidores en Facebook.
Una publicación en esa red social, en la que la ministra Joselyn Chacón acusó al personaje Calandrelli de ser un extorsionador, nos trajo hasta acá. La respuesta del alias de Vargas fue acusar a la jerarca y al Gobierno de Rodrigo Chaves de gestionar una red de troles para atacar voces disidentes, entre ellas las de muchos periodistas presentes este jueves.
La expectativa era inmensa. Durante semanas, Calandrelli le sacó brillo a su insistente anuncio de que mostraría ante los diputados todas las pruebas de que el Ejecutivo le paga a troles —entre ellos él— para sembrar ciertas ideas en la opinión pública. Sus documentos confirmarían, por ejemplo, el accionar de Chacón contra reporteros específicos, adelantó.
Nada de eso realmente sucedió. Del otro lado del equilátero, tampoco pudo probarse la versión del Gobierno y de la fracción oficialista de que Vargas en realidad es un "mentiroso compulsivo" que vende su pluma al mejor postor y que engañó a la jerarca de Salud al hablarle sobre aparentes problemas personales. Pruebas contundentes no hubo ninguna.
Lo que sí hubo fue una mar de contradicciones, de todos los bandos y colores, y no necesariamente intencionales, porque las contrariedades son el oxígeno de nuestra psique. Pero si para quienes no participamos de este espectáculo parlamentario es normal no entender y tener sensaciones antagónicas sobre este tema, no puede esperarse que quienes están más cerca no se enreden igual.
La audiencia dejó más dudas que certezas, porque nadie realmente entiende a qué viene este precipitado escándalo, ni cómo llegar probar lo que dicen unos y otros. Muestra perfecta de ello fueron los pantallazos, las "pruebas" más contundentes que llevaron Vargas, la fracción oficialista y algunos diputados de la oposición, y cuya autenticidad simplemente no fue ratificada.
El señor de 37 años detrás de Piero Calandrelli mostró primero una supuesta conversación con Chaves en octubre de 2021, cuando era candidato presidencial, en la que el alias de Vargas le comparte un link y le dice: "Un gusto saludarlo don Rodrigo [sic]", a lo que Chaves supuestamente responde "Hola Piero, muchas gracias. Un abrazo".
Según el relato de Vargas, ese mensaje del ahora presidente le "emocionó" porque llegó después de que él había decidido apoyarle "voluntariamente" en sus redes sociales. Lo contó como si Chaves le hubiera enviado primero el mensaje, como si hubiera sido iniciativa de él, cuando todos podíamos ver que lo que hizo fue agradecerle el mensaje que Calandrelli le había enviado inicialmente.
Lo siguiente vale para cualquier captura de pantalla: es totalmente posible crear pantallazos falsos. Si son de WhatsApp es tan sencillo como inventarse una conversación y cambiarle el nombre del contacto a "Rodrigo Chaves" o "Pilar Cisneros". O incluso puede tomarse una captura de pantalla real pero editar el contenido de los mensajes con programas como Photoshop.
Aunque se confirme que el pantallazo de Chaves respondiéndole a Calandrelli es cierto, eso prueba muy poco. Y lo mismo puede decirse de sus otras "pruebas" que aportó: las capturas de su conversación con la diputada oficialista Pilar Cisneros lo único que muestran es que le pidió consejo para su audiencia en el Congreso y que la legisladora le reenvió links de temas de su interés.
Vargas también mostró los pantallazos de un grupo de WhatsApp donde supuestamente se coordinó la promoción de una actividad para impulsar la vacunación infantil, en la que se dan aparentes "instrucciones" de la ministra Chacón, quien dijo el lunes 9 de enero que le pidió ayuda para que sus amigos "influencers" le ayudaran con una campaña del Ministerio de Salud.
Por su parte, Cisneros aportó como "pruebas" de que Vargas es un "mentiroso compulsivo" unos pantallazos que son supuestamente tomados del WhatsApp de la ministra Chacón, en concreto de su chat con un contacto llamado 'Piero Calandrelli'. La primera imagen le ve decir al trol que tiene 700.000 seguidores en Facebook, y la segunda es de mensajes sobre su hija fallecida.
La diputada utilizó las imágenes para increpar a Vargas sobre cuántos troles maneja y sobre su hija fallecida después de que él dijo que solo tiene una hija y que no ha tenido más. Vargas aseguró que esas conversaciones eran falsas, mientras que Cisneros reconoció posteriormente a este medio que no puede dar fe de que los pantallazos que mostró son auténticos, pues a ella se los pasaron.
Así hubo un sinfín de contradicciones más. Incluso por parte de diputados de la oposición que reconocieron que desconfían de Vargas por ser un actor cuestionable, después de haberse hecho eco de sus acusaciones antes de la audiencia. O incluso en la misma fracción oficialista, cuya diputada Luz Mary Alpízar le pidió a legisladores de otros partidos hacer sus preguntas.
No se llegó a nada, al punto de que la presidenta de la comisión, la diputada Dinorah Barquero, dijo al final de la sesión que habrá que convocar a Vargas de nuevo. De momento, el trol insistió en que el Gobierno coordina con una serie de personajes virtuales para acallar críticas y atacar a la oposición política y mediática, y que él recibía órdenes de Chacón sobre los mensajes a difundir.
Al cabo de la comparecencia, Calandrelli salió escoltado de la sala y literalmente se escabulló de la prensa que esperaba para también interrogarle. Para alguien que se pasó semanas diciendo que le emocionaba decir la verdad y compartiendo información con algunos medios de comunicación, su salida fue más que contradictoria, pero qué más queda: la contradicción era el platillo del día.
Una hora después, en la conferencia de prensa del presidente Chaves que se celebró a tres cuadras del Congreso, ningún periodista hizo preguntas relacionadas al caso de los troles. Se mencionó, pero por encima, y el presidente dio a entender que no sabía que había pasado en la comisión porque estaba atendiendo otros asuntos más apremiantes.
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