Es un poco extraño hablar con Jero Freixas en serio, pues en la mayoría de sus cortos con la hoy también famosa Josefina de Cabo (José), su esposa desde hace 17 años, casi siempre está acongojado o ilusionado como un niño, pero rara vez se le ve adusto.
Y no es que lo fue en esta entrevista vía zoom con AmeliaRueda.com, pactada para media hora y que demoró más de una; lo que pasa es que Freixas aún se emociona al recordar cómo le torció el brazo al destino durante muchos años, desde su adolescencia, cuando soñaba con ser actor de teatro y a pesar de tener hasta tres trabajos con tal de lograrlo, veía pasar los lustros con más pena que gloria en su Buenos Aires natal.
Ataviado durante la entrevista con la camiseta de Costa Rica, el encantador Freixas es lo que todos sus millones de seguidores vemos tras las pantallas de nuestros dispositivos: sueña, insiste, se ofusca, se ríe, discute con José, sueña, insiste, se ofusca, se ríe, le porfía a José… y así: es la misma dinámica en todos los videos solo que con distintos e ingeniosos temas cotidianos entre parejas que ellos actúan con guasa y naturalidad.
Hace poco más de cuatro años y de la forma más impensable, Freixas y José, quienes no usaban redes sociales, empezaron con cierto desgano a subir uno que otro sketch a Instagram. Los ‘likes’ eran contados y Jero –confiesa hoy– se sentía desfallecer porque seguía pasando el tiempo y sentía que sus sueños de actuación simplemente se esfumaban.
Pero entonces, ocurrió el milagro, aunque viéndolo en retrospectiva no se trataba de una cuestión de suerte, sino más bien de un salto de fe en el que la pareja empeñó sus últimas fuerzas mediante un vehículo al que no le tenían fe y que, a la postre, demarcaría sus vidas en un antes y un después.
Jero y José se conocieron en la secundaria, desde muy niño él tenía el sueño de ser actor de teatro y ella lo acompañó durante algún tiempo en ese afán durante la adolescencia, pero una vez que se graduaron José (diminutivo de Josefina) optó por estudiar periodismo, aunque a la postre no ejercería esa profesión.
Por su parte Jero siguió luchándola incansablemente por convertirse en un actor de primera, cuyo arte pudiera influir a su público: actuar se convirtió para él en más que un sueño, quería que fuera su forma de vida, quería trascender, quería explotar el talento que sentía fluir por dentro.
Pero las circunstancias no estuvieron a su favor durante sus tres primeras décadas de vida, sobre todo cuando llegó a sus 20’s y sentía que el tiempo se desplazaba a velocidad mientras él seguía varado entre sus sueños y el deber de trabajar y generar dinero para su familia.
“Fueron años muy difíciles. A los 25 ya yo veía a mis amigos, todos tenían trabajos más convencionales, más tradicionales, crecían en sus empresas, iban teniendo mejores puestos, ascendían… se podían comprar un auto, así que se iban a vivir solos. Yo yo seguía en casa con mis padres, sin motivación, fue una época de mucha confrontación con mi padre”, rememora con tristeza.
Jero finalmente decidió irse por el “camino convencional” y empezar a pensar en formar una familia, entonces abandonó el teatro y consiguió trabajo en una empresa como mensajero administrativo, donde básicamente hacía trámites burocráticos, ahí estuvo unos siete u ocho años pero su gran pasión no lo abandonó, de manera que siguió dando clases de teatro y fundó su propia escuela. “Con tres amigos míos y mi hermana empecé con un grupo de siete y en unos años ya tenía 100 alumnos”, rememora.
Sin embargo, Jero tenía que partirse para cumplir en su trabajo, con toda la parte actoral y su esposa, José, con quien había tenido a su primera hija, Rita (luego llegaría Ramón, su segundo retoño).
“Pasaba corriendo de un lado a otro, pasaba a ver a la niña un rato en las tardes y luego me iba para el teatro, fue otra dura lucha, a la primera obra que llegamos no llegó nadie, quise abandonar todo pero los mismos compañeros me insistieron en seguir, sin embargo yo cada vez me sentía más cansado y desanimado, José me decía que renunciara a la empresa, que de alguna forma saldríamos adelante, así que un sábado me armé de valor, puse la carta… y pasé todo un mes arrepentido de la decisión, lloraba, tenía miedo de que no nos alcance la plata… José me decía ‘no pasa nada, vamos a estar bien’ (...) Y sí, a la larga fue la mejor decisión de mi vida”.
Antes de salir de la empresa en la que trabajaba, un compañero le mostró un video de un humorista argentino en Instagram, lo veo y vi que tenía un montón de visualizaciones y seguidores y me dije ‘yo tengo que hacer esto, tengo que meterme acá’, entonces le dije a José que quería empezar a hacer videos en Instagram. Todo fue de repente, yo no tenía redes sociales ni las consumía”.
“‘¿En qué momento? Trabajás todo el día, vas al teatro toda la semana…’”, entonces yo le contesté que los domingos, que íbamos a encontrar los espacios pero que necesitaba su apoyo… aparte ya había nacido Rita, yo pasaba un rato por mi casa a verla, estar con ella e irme de nuevo”, rememora Jero con algo de aflicción.
José le dio todo su apoyo con la condición de que ella no quería salir, participaría grabando y listo.
Así grabaron los primeros 100 en el lapso de año y medio y fue ahí cuando Jero tuvo el impulso de renunciar a su trabajo, en medio de miedo, incertidumbre y de la duda de si había hecho lo correcto.
Y retoma: “Pero fue la mejor decisión de mi vida, porque realmente a los meses de haber renunciado, con la cabeza, con más tiempo y con más lugar, pude escribir el video del Mundial, el video de la boda, del casamiento, que fue un video que se hizo viral en todo el mundo y… ese video nos cambió la vida”, dice con los ojos aguados por la emoción.
“Es que a veces no me lo creo. Nos hicimos conocidos en un montón de lugares, nos empezó a llegar trabajo, empezamos a poder vivir de las redes sociales y a partir de ahí no paramos de crecer. Si yo no hubiese renunciado ese momento no hubiera llegado, le dediqué el tiempo que antes no tenía. Y de ahí salió un video que fue una locura y que fue un antes y un después, claramente, en nuestra carrera”.
“Y a partir de ahí, con mucho trabajo, con edición y con muchos otros videos virales, logramos seguir creciendo y estar hoy en un muy lindo lugar”.
Con todo y todo, el éxito de Jero y José venía subiendo de pasito en pasito, firme pero no al nivel que se decantaría en aquel junio del 2018, con el Mundial de Rusia 2018. Como lo narra él en uno de los videos anexos, ya él y su esposa venían intentando abrirse paso en redes sociales, pero justo cuando el mundo paralizaba el aliento ante el inminente arranque de la Copa del Mundo, Jero y José tuvieron una especie de iluminación, una suerte de dominó con una idea que fue tomando fuerza y vida y culminó con el video "No te cases durante el Mundial".
Lo que sigue, lo desgrana él en el video como si se tratara del guion de una película con una seguidilla degenialidades, riesgos y apuestas que los volvieron sensación en buena parte del mundo en cosa de 24 horas... y contando.
Hoy sus videos se cuentan por cientos en las diversas redes sociales, con énfasis en Instagram y Facebook, pero paralelamente se convirtieron en influencers de diversas marcas, con invitaciones a giras y conferencias en distintos países y el reciente corolario de lograr no solo que los patrocinaran para asistir al Mundial de Catar 2022.
Los sketches de los Freixas en esta última Copa del Mundo fueron el caldo de cultivo perfecto para que la pareja terminara de coronarse como figurones dentro y fuera de su país, pues exactamente cuando el planeta dirigía toda su atención a la cita mundialista, ellos se las ingeniaban para inventarse unas historias divertidísimas basadas en la cotidianidad de los matrimonios relacionadas con el fútbol.
Paralelamente, el propio Lionel Messi empezó a seguirlos en redes, así como Antonela, su esposa, en lo que constituyó un día inolvidable para él. Pero entonces se vino el Mundial y Jero y José armaron su propia fiesta de videos ya en las calles de Catar, para beneplácito de los miles de ciudadanos del mundo que los reconocían, los felicitaban, se tomaban selfies con ellos.
¡Y va campeonizando Argentina! Todo se les ha estado dando en los últimos años a Jero y José, quienes además hoy tienen un vínculo con Messi y en especial con Antonela, con quien tienen bastante comunicación y posiblemente a mediano plazo logren realizar un especial con el 10 argentino, detalles que, por supuesto, están en secretismo total.
En este arranque de año cumplieron lo que venían prometiendo desde hace meses y arrancaron una gira por algunos países de Latinoamérica: empezaron en Guatemala la semana pasada y se presentarán en Costa Rica, en el Teatro Melico Salazar, con la obra de teatro Una pareja real, en funciones diarias del jueves 16 al domingo 19 de febrero. Aún quedan boletos disponibles, toda la información al respecto se obtiene en eticket.cr
Ya sea que los vea en el teatro o no, es altamente probable que se los encuentren en algunas calles de San José o en distintas playas del agenda de manera que les permita ir a conocer Costa Rica, en plan vacaciones, en cuanto terminen su última función en el Melico Salazar.
Noticias, reportajes videos,
investigación, infografías.
Periodismo independiente en Costa Rica.
(506)4032-7931
|
comunicados@ameliarueda.com
Privacidad