Falleció Inés Sánchez de Revuelta, ícono de la televisión costarricense

Yuri Lorena Jiménez

"No hay nadie que no conozca a Doña Inés. ¡Es como patrimonio de Costa Rica!". Hurgando en las decenas de entrevistas que le hice a lo largo de los últimos 30 años, me encontré con esta atinada frase que le espetó un taxista josefino al periodista Marcos González quien, en junio del 2019, le realizó una entrevista-homenaje a doña Inés Sánchez de Revuelta para publicar nada menos que en la BBC de Londres.

Esta leyenda de la televisión falleció tras pasar varias semanas con un quebranto en su salud, confirmó a AmeliaRueda.com una fuente cercana a la familia y el Hospital San Juan de Dios, donde se encontraba internada.

Efectivamente, conforme pasaron los años doña Inés, cubana de nacimiento y radicada en Costa Rica desde 1961 junto a su esposo -fallecido en el 2011- y sus tres hijas, siguió incólume en su afán de seguir activa independientemente de la edad. En las últimas entrevistas y conversaciones se le notaba relajada, activa, feliz, transparente a la hora de hablar de su edad y de los chistes y memes que circulaban en redes sociales.

No solo no le preocupaba decir o no cuántos años tenía, ni tenía empacho en contar que, tras enviudar, decidió seguir viviendo sola, independiente, a pesar de que en ese tiempo también falleció su amada mascota, un gato que tenía 14 años con ella.

Procedente de Cuba y oriunda de una familia española de origen humilde, enviudó en el 2011 tras el fallecimiento de su esposo, Ernesto Revuelta. Sus tres hijas, Inés, Irene e Ivannia fueron integrando sus propias familias y doña Inés se convirtió en la abuela de cuatro nietos y, aunque la relación con todos siempre fue muy estrecha, ella se acostumbró a la independencia de vivir sola.

Pionera como creadora y presentadora del emblemático espacio Teleclub, en los años 60 y empezó a descollar en la televisión criolla, que daba sus primeros pasos y que, orgánicamente, fue cediéndole a doña Inés un sitio de honor gracias a los contenidos familiares, consejos de trabajo, medicina, salud, corte, confección, adornos, técnicas de cocina, mejor salud, mejor vivir y todo lo imaginable que desarrolló a diario durante los 55 años ininterrumpidos en los que su espacio se volvió infaltable en miles de hogares costarricenses.

Si algo enorgullecía a doña Inés, eran los testimonios que recibía de señoras y costarricenses en general que se acercaban a saludarla pero también a contarle que gracias a ella y a sus consejos y asesorías, sus familias habían logrado economizar, tener alguna entrada económica adicional y, en no pocos casos, convertirse en pequeñas y pequeños emprendedores que, a la postre, sacaron a sus hijos adelante gracias a Teleclub.

Pensionarse jamás fue una opción para ella. En varias entrevistas comentaba que el encerrarse en la casa y la falta de actividad hacía que la gente envejeciera como si no hubiera un mañana. Por algo, incluso en sus últimos meses era dueña de una prodigiosa memoria.

Ella no. Ella siguió activa siempre y, por aquello de la ley de las energías o la gracia divina, en tiempos muy distintos a los que la vieron nacer a ella en la televisión, en épocas de Internet y redes sociales, importantes marcas se fijaron en ella y, sin proponérselo, doña Inés Sánchez de Revuelta se convirtió en una influencer de lujo, ya casi acercándose a los 90.

Por ejemplo, en octubre del 2018 Taco Bell de Costa Rica tuvo un tino gigante al reclutarla para una campaña en la que se hacía alusión a la longevidad de doña Inés, pero prácticamente como un homenaje y, además, con la intencionalidad de contribuir con la conservación del orbe: “¡Doña Inés merece que le dejés un mejor planeta! La próxima vez pedí tu refresco sin tapa ni pajilla!

El ya mencionado periodista de BBC, Marcos González, ofreció en su momento una mirada externa al fenómeno que fue y será doña Inés en el país.

"Al taxista que me recogió tras entrevistar a Inés Sánchez de Revuelta, viendo yo el cariñoso saludo que se habían dedicado, le pregunté si conocía a esta presentadora cubana, y esta fue su respuesta:

"Ella es más que una figura pública, es parte del país... un ícono", me contó Marvin Gerardo en su taxi. Así me dejó claro que aunque no la conociera personalmente, "doña Inés" es parte de la vida de varias generaciones de ticos gracias a sus décadas de trabajo en televisión.

“No es una exageración. De hecho, el libro Guinness la reconoció con dos récords: el de su programa Teleclub como el espacio educativo de televisión más longevo de la historia, y el de ella misma como la conductora de un programa de este tipo con más años al aire: nada menos que 56”, escribió González.

Tiempos difíciles

Aunque durante sus entrevistas lo último que generaba era conmiseración, ella sí reconoció en algunos momentos que su llegada a Costa Rica fue traumática y que estuvo muchas veces a punto de regresarse a Cuba. A la BBC le dijo, con voz entrecortada que se llegó a "acostar sin comer" durante los primeros tiempos —"yo llegué y me quería ir, todo el mundo lo sabe".

Otra anécdota hermosa y hasta ahora poco conocida, es esta: "Una vez salí de un supermercado chiquitico de noche y vi tres muchachitos de pantalón roto, camisa medio rara... qué sé yo. Vi que los tres se miraron y pensé: 'Ay Dios mío... me van a asaltar'. Pasé por su lado muerta de miedo y entonces... empezaron a tararear la sintonía de mi programa", recuerda riendo.

"Me reí y los abracé. ¿Te imaginas? Un récord Guinness es importante, pero hay cosas en la vida que no tienen valor y no alcanzaría para pagarlas", le dijo a BBC Mundo.

Doña Inés, en sus comienzos en la televisión criolla, allá por los años 60.

Pese a que siempre tuvo fama de gozar de buena salud, en el 2002 sufrió un quebranto y estuvo un tiempo fuera del aire. Pero regresó como solo ella sabía hacerlo: con todo el fuerzón y el entusiasmo de siempre.

Doña Inés nunca se retiró. Continuó cosechando admiración, recogiendo galardones como el Premio Mundial a la Excelencia Televisiva de la Unión Hispanomundial de Escritores o una condecoración del emperador de Japón, Sánchez de Revuelta reconocía en diversas entrevistas -todo lo que hiciera o dijera, era agenda obligada en los medios- que creía que ya había cumplido su ciclo en la televisión, pero nunca se cerró del todo.

En junio del 2022, doña Inés recibió de manos del presidente Rodrigo Chaves, el reconocimiento que la acreditó como bombera honoraria. Fue la primera ocasión en que un mandatario designado primer comandante otorga ese certificado, según Bomberos.

La campaña de Taco Bell con doña Inés como protagonista fue un rotundo éxito. Ella estaba maravillada.