08/12/22 | 18:57pm

Ilustración que One Productions le regaló a Bad Bunny

De tú a tú con Bad Bunny: el hombre que lo trajo a Costa Rica y lo que no se vio del concierto

Por: Yuri Lorena Jiménez.

La primera vez que vino a Costa Rica, hace cuatro años, Benito Antonio Martínez Ocasio no era Bad Bunny. Bueno, sí pero no.

El domingo 25 de noviembre de 2018, su concierto tuvo menos éxito que fracaso: una serie de contratiempos con la seguridad privada complicó la experiencia de los asistentes, los precios de las entradas no llegaron a cotizarse hasta por tres veces más que su precio original y al Parque Nacional de Diversiones tan solo llegaron tres mil personas.

Hace dos semanas, el jueves 24 de noviembre de 2022, Bad Bunny congregó a 36.780 personas en el Estadio Nacional, que enloquecieron durante dos horas con la música del boricua, mientras miles de personas más no lograron comprar boletos (se agotaron nueve meses antes del evento) y otros cientos tuvieron problemas con tiquetes falsificados o “gemeleados”.

Sí que sí, Benito Antonio Martínez Ocasio era más Bad Bunny que Benito en su regreso a nuestro país. A San José, Costa Rica, llegó en el momento cúspide de su carrera, días antes de que Spotify revelara que -en 2022- fue el artista más escuchado en la plataforma de streaming musical líder en el planeta. Cantó aquí pocos meses antes de que pueda convertirse en el primer artista que gane el Grammy al “Album del año” estadounidense con un disco completamente en español.

¿Qué tuvo que pasar para que el artista más importante del mundo estuviera de visita en Costa Rica? Muchos factores, sin duda, pero un común denominador con aquel primer concierto del “Conejo Malo” en nuestro país: el empresario Juan Carlos Campos.

Esta jacket pintada mano que viste Juan Carlos Campos fue parte de los regalos que se le dieron al cantante

Relajadamente sentado, con una bebida natural con la que acompañó el almuerzo en un restaurante de Avenida Escazú, Juan Carlos hace una catarsis sobre las razones que lo llevaron a asumir un nuevo megaevento de esta magnitud.

“Antes de decir que sí (a traer la gira de Bad Bunny) me fui a París, a ver la venta de Bad Bunny, a Inglaterra… era impresionante lo que estaba pasando ahí, luego trasciende que se convirtió en primer latino contratado Marvel y me concientizo de que en la historia de los artistas del país han venido muchos muy grandes, pero cinco, 10, 15 o 20 años después del pico de su carrera… en cambio, era el momento en el que venía Bad Bunny exactamente en la cúspide, como solo me había pasado con Luis Miguel anteriormente…. ahí tomé la decisión, ya con un grado de certeza de que estaba haciendo lo correcto”, relata Campos.

Quién sacó de las dudas a Campos fue un hombre vital en la vida de Bad Bunny: Henry Cárdenas, cabeza de la mayor empresa latinoamericana que organiza giras musicales. Entre sus clientes está Marc Anthony, otro viejo conocido de Campos.

Cárdenas fue la persona que organizó toda la logística de todos los conciertos del "Conejo Malo". "Él es mi tutor y mentor; me dijo 'tenés que confiar, hay un antes y un después en la música, después de la pandemia, con Bad Bunny, y aunque te dé miedo, tenés que confiar en mi experiencia, creen en lo que te aconsejo'", recuerda Campos.

A partir de ese momento empezaron los contactos con todas las autoridades y proveedores para preparar el lugar donde llegaría “The World’s Hottest Tour”.

Welcome to the Jungle

Juan Carlos Campos no es hombre ajeno a producir eventos musicales de gran magnitud, y exitosos, pero hace 12 años sufrió tremendo traspié: la fallida presentación de Guns -N- Roses– en el año 2010, cuando horas antes del concierto el cantante de la banda -Axl Rose.- se negó a salir al escenario.

“Ya yo había hecho varios conciertos de música latina, todos muy exitosos. Estaba en la playa con mi familia cuando me hablaron de Guns y yo muy confiado, como el más ganador, como ya había tenido varios ventos sumamente exitosos, me mandé a pista, jamás con irresponsabilidad, pero nunca imaginé lo que se venía”, reflexiona Juan Carlos, hoy en sus 40’s, esposo y padre de tres hijas, la mayor de ellas ya con 20 años.

Esa experiencia puso Campos -entonces joven treintañero- en un jaque por diversos flancos, empezando por el económico –perdió más de dos millones de dólares que no tenía y que saldrían de las entradas, además de todo el desprestigio y el terror de cómo mantenerse a sí mismo y a su esposa e hijas, ante semejante despropósito.

Juan Carlos Campos rememora cómo, tras el reventón de Axl Rose y su grupo, vivió un proceso interno cuyas aristas preferimos no comentar. No hace falta imaginar la situación de una persona que padece una quiebra económica de miles de dólares, en una palabra contra palabra del artista y su equipo, con los medios de comunicación destrozándolo y con todo el público que había pagado sus entradas para el concierto, henchidos de rabia y escándalo en redes sociales para que se les devolviera su dinero.

El caso es que la lección tras lo vivido con Rose terminó por convertirlo en un ser humano prudente, calculador para no volver a confiar solo en la naturaleza humana… y es que en este caso, pasó por donde asustan.

“Imagínese que yo quedé debiendo dos millones de dólares, entre todo lo que debía, incluidas las entradas que había que reembolsar, como pude lo logré pero no podía devolver el dinero en las boleterías del Estadio, porque se podía armar una gresca. Estaba en ese montón de situaciones de horror cuando recibí una llamada de una persona que yo ni conocía, pero que sabía las que estaba pasando: era Jafeth Soto, de Herediano, quien en pocas palabras me dijo que el Rosabal Cordero tenía un sistema de venta de entradas muy seguro, con rejas de por medio, que si quería que hiciéramos la devolución ahí, él con mucho gusto me prestaba las instalaciones y así evitábamos riesgos de gente que se saliera de control pero, al mismo tiempo, íbamos a ser honestos. Y así lo hicimos”, reflexiona Campos, siempre con un dejo de agradecimiento.

Hoy, el lema de sus empresas, One Entertainment y La Tienda Creativa es “Todo se puede”.

Parte del equipo de la empresa productora de Juan Carlos Campos, en el Estadio Nacional, el día del concierto de Bad Bunny

Y se pudo lo increíble

Sin dejar de lado su sufrimiento y desazón de antaño, cuenta cómo se fue levantando hasta convertirse en el empresario que logró organizar el concierto más masivo en la historia del país: el de Bad Bunny.

Ya en Costa Rica se hospedó en la suite del hotel Real Intercontinental, donde no pidió nada particular ni tuvo ninguna exigencia especial; no tomó licor y se mostró educado y atento con el personal.

La producción del artista no deja nada al azar: eligió esa suite presidencial porque es la única en el país que mide más 200 metros cuadrados, uno de las exigencias del Bad Bunny, quien viajó con todo su equipo en un avión privado.

Un detalle interesante, asegura Campos, es que el artista no practica extenuantes ensayos ni elaboradas coreografías junto a su numeroso staff de bailarines, que bien puede incluir más de 100 personas.

“Se trata en su gran mayoría de amigos, coterráneos, conocidos de escuela y de estudio… eso se les nota, antes que estresarse por seguir una coreografía montan un gran bailongo, una cofradía entre amigos que sienten la música por igual y así la proyectan con acompañamientos a la artista que se perciben bastante libres y espontáneas"

Parte del camerino de Bad Bunny en el Estadio Nacional

Ya en el concierto, que tuvo un retraso de 30 o 40 minutos por el acomodo de tantas miles de personas en gradería y gramilla, el artista se mantuvo siempre ecuánime y tranquilo, de la misma forma que transitó el concierto.




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