02/06/23 | 08:56am

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Anorexia y bulimia en los hombres, un tema tabú al que Costa Rica no es ajeno

Por Yuri Lorena Jiménez

"Yo tenía 14 años y era muy tímido. En el colegio me hacían bullying, se metían con mi orientación sexual. Como me costaba mucho pedir ayuda, la manera que encontré fue dejar de comer". El español Jordi Figuerola, hoy de 38 años, rememora en una entrevista para RTVE.es cómo empezó a sufrir anorexia, un trastorno que hasta hace apenas dos años no sabía que padecía. "Yo buscaba información sobre lo que me pasaba, y veía que todos mis síntomas coincidían con la anorexia, pero todo estaba dirigido a la mujer, así que decía 'no puede ser eso'".

Su caso es el de muchos hombres con trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Sufrió durante más de dos décadas en silencio, atenazado por el miedo y el estigma, y ni siquiera cuando pidió ayuda profesional encontró una solución. "Cuando empezó todo me llevaron al psiquiatra, pero no sirvió de nada porque había muy poca información, mucho desconocimiento. Si ya pasa eso ahora imagínate hace 20 años", explica en la mencionada cadena y se lamenta de no haber encontrado la terapia cuando se inició su trastorno.

Este 2 de junio se conmemora el Día Internacional de Acción por los Trastornos Alimentarios. En varios países se ha detectado, con estudios y estadísticas, cómo la cantidad de hombres que luchan contra la anorexia y la bulimia va en aumento.

Pero no ocurre en otras latitudes, por ejemplo, en Costa Rica. Tras una consulta realizada a la Oficina de Prensa del Ministerio de Salud, la respuesta vía email explicó: “Los trastornos alimenticios no están incluidos como eventos de notificación obligatoria para el Ministerio de Salud, razón por la cual no se cuenta con la estadística solicitada”.

En el mismo texto se nos sugirió consultar con la Asociación de Desórdenes de la Conducta Alimentaria de Costa Rica; tras conversar con su directora, la Dra. Silvina Gimpelewicz, manifestó que, aunque sigue trabajando activamente en consultorías sobre sus especialidades, narró que había que tenido que cerrar la Asociación en vista de la falta de apoyo en general.

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Alain L., un anoréxico de 52 años, lee en su apartamento en París. En cifras recopiladas en el 2017 se calculó que el10% de los 40.000 anoréxicos en Francia son hombres. Durante la pandemia, diversas tesis aseguran que las cifras se dispararon. (AFP)

Nacida en Argentina, con una amplia trayectoria en España y radicada hace años en Costa Rica, la máster en mediación y gestión del Conflicto y especialista en corporalidad y psicosomática, lamentó el haberse visto obligada a clausurar la Asociación y, uno de los principales factores a tomar en cuenta fue el hecho de que en el país no existen estudios estadísticos sobre este tipo de trastornos en hombres.

Sin embargo, hay algunos casos de hombres adultos que han escalado hasta la Sala Constitucional con el fin de lograr un tratamiento que les devuelva la salud en vista de los trastornos que padecen.

En setiembre pasado un privado de libertad interpuso un recurso en ese sentido. Argumentó que se encuentra privado de libertad –omitimos el centro en el que se encuentra– y que “desde hace meses” padece un desorden alimenticio que le produce pérdida del apetito.

Mencionó que por ese motivo ha solicitado por medio de notas ser atendido por el servicio de salud del centro penal, a fin de que le realicen exámenes médicos para determinar la razón de su padecimiento y, por ende, obtener el tipo de tratamiento requerido. Sin embargo, sus peticiones no habían sido escuchadas. Por lo anterior, estima vulnerados sus derechos fundamentales.

La sentencia de la Sala Constitucional relata que “en día indeterminado de enero de 2022, al amparado se le realizaron exámenes de laboratorio generales y se determinó que están en los límites de normalidad. Asimismo, que el 30 de setiembre de 2022 fue valorado en el área médica del centro penal: “al realizar historia clínica y examen físico se determinó un adecuado estado general con un índice de masa corporal adecuado para la edad, catalogándose con normopeso, así mismo se diagnosticó cuadro de anorexia en probable relación a depresión reactiva; por lo que se prescribió fluoxetina 20 mg cada día vía oral en am por 3 meses y revalorar en 3 meses, además se le brindo educación y recomendaciones en base a su condición”.

El 22 de octubre del 2022, la Sala Cuarta declaró con lugar el recurso presentado por el privado de libertad.

Otro caso que se dio también con un privado de libertad recién fue resuelto por la Sala Constitucional, después de que el hombre presentara un recurso en el que enumeraba varias situaciones de salud que había sufrido en los últimos años. Entre ellos, en el 2009 dijo haber recibido un diagnóstico de bulimia y, un año después, otro de de bulimia distimia (depresión crónica); trastorno obsesivo compulsivo y trastorno de la ingestión de alimentos (2011). Reclamó que, más que recibir orientación, un diagnóstico o tratamiento adecuado, fue medicado con múltiples fármacos, entre ellos, Fluoxetina, Epival, Carbamazepina, Clonazepam, Lorazepam, Venlafaxina, los cuales mantiene a la fecha.

Este recurso también fue declarado con lugar.

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Un subregistro peligroso

Entre los análisis con mayores fundamentos sobre la vigencia y el aumento de casos en hombres se encuentra un análisis de la organización española SETCA, (Servicio especializado en Trastorno de la Conducta Alimentaria), el cual afirma que, aunque sean menos en cantidad, los hombres pueden ser más vulnerables a los mencionados trastornos.

Si bien es verdad que los trastornos alimentarios afectan más a las mujeres, no debemos olvidar que los hombres también pueden (de hecho lo son) ser víctimas de ellos. Posiblemente, este desconocimiento sobre los efectos de los TCA en el sexo masculino, unido al hecho de que la sociedad vea estas enfermedades como exclusivamente femeninas, provoca que los hombres sean más vulnerables a padecer un trastorno alimenticio y, que a la vez, este se vuelva más difícil de detectar y tratar.

De acuerdo con la investigación, se estima que un 15% de las personas que padecen anorexia o bulimia, así como un 95% de los casos de vigorexia, son hombres, y que estas cifras, según los últimos estudios sobre trastornos alimenticios, crecerán en los siguientes años.

El “por qué” de los casos de TCA en los hombres se explica de igual forma que en las mujeres: Al analizar los factores, tanto internos como externos, que desencadenan en un trastorno alimenticio (la baja autoestima, la necesidad de aceptación, la incapacidad para hacer frente a las presiones emocionales y familiares, la presión social y de los medios por tener un cuerpo perfecto) se observa que todos ellos son comunes en ambos sexos, por lo que una vez más se desmiente el mito de que los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades exclusivamente femeninas.

Normalmente ,y como pasa con las mujeres, los trastornos de alimentación en hombres se dan con mayor frecuencia durante la adolescencia, aunque hay casos de anorexia masculina en hombres de 60 años y hasta niños. Independientemente de la edad, se estima que el 6% de los casos de anorexia en hombres acaba en muerte.

Pero hay algo que vuelve más peligroso los trastornos alimenticios en los hombres: la dificultad para diagnosticarlos. Ya que, por norma general, los hombres son más reacios a buscar ayuda para ser tratados ya que sienten vergüenza por padecer una enfermedad “de mujeres”.

Otro factor que se une a la dificultad de diagnóstico es que las familias, a menudo, no perciben los síntomas rápidamente y cuando es evidente que hay un trastorno alimenticio y se busca ayuda profesional para tratar la enfermedad, ésta puede haber progresado a una etapa más avanzada complicando así el proceso de cura.

Como insiste SETCA, si bien poco a poco la sociedad se está concientizando para acabar con el mito de que los TCA son enfermedades femeninas, aún queda un largo camino por recorrer.

Figuras públicas descorren el tabú

Uno de los testimonios más fuertes y descarnados y que se ha viralizado en los últimos dos años es el de Toni Mejías, del grupo español Los Chikos del Maíz, quien tiene miles de seguidores en sus redes sociales, los que ahora interactúan con él más allá de la música y le comentan sus propias vivencias con esa lucha permanente contra los trastornos alimenticios.

El rapero español incluso recién publicó el libro Hambre y, en una entrevista a profundidad con El Español.com, confiesa de entrada: "No sé si (la anorexia), ha llegado para quedarse.

A finales del año 2018 Toni Mejías se enfrentaba por primera vez a la palabra anorexia, reconociendo un problema que había mermado su salud mental y física desde hacía años. El desparpajado líder de Los Chikos del Maíz desde hace casi 20 años se "salió del closet) del TCA en el 2019 y, desde entonces, enfrenta su lucha cotidiana de forma descarnada y transparente.

Y esperanzadora pero retadora, pues lo primero que hace es reconocer que no sabe si logrará ganar la batalla.

Con esta premisa Mejías se lanzó a escribir en el año 2019 un diario en el que retratar los retos que la enfermedad le planteaba, mantener un control sobre sus pensamientos y estados de ánimo; ser capaz de reflexionar sobre ellos, y apuntar sobre el papel cada victoria y cada fracaso, por pequeño que fuese, y de esta forma, trazar un mapa personal de la enfermedad.

Este diario acabó dando lugar a Hambre (Aguilar), un relato, que como su propio autor indica, se escribe desde la "derrota y la "depresión" de quienes sufren anorexia, pero que también está lleno de "pequeñas victorias", y que sirve para poner sobre la mesa el relato una enfermedad silenciosa que afecta a millones de personas.

En entrevista con el portal Contexto y Acción, fue lapidario. Imposible no mimetizarse con su testimonio.

--Empecemos de cero. Eres Toni Mejías. Toni El Sucio. ¿Cómo empieza una estrella de la música como tú –aunque niegues que lo eres, el proceso puede ser diferente al de un ‘desconocido’– a sumergirse en la anorexia? ¿Es un proceso? ¿Un click en la cabeza?

--Digamos que es un proceso. Esa es una de las cosas de las que ahora, con cierta perspectiva, después de haber escrito el libro y dar tantas entrevistas, me estoy dando cuenta. En mi caso, es todo un problema que viene ya desde la adolescencia. Viene de temas de inseguridades, de cierto acoso escolar, de baja autoestima, incluso de un trastorno de la obsesión. Yo creo que la anorexia arrastra un poco temas de toda esta etapa.

Aun así, todo empezó hace como cuatro o cinco años. Llega un momento en el que decido cambiar un poco mi modo de vida. Decido ser menos sedentario, hacer más deporte, reducir un poco el consumo de alcohol, etcétera. Es entonces cuando empiezo a perder peso y a recibir comentarios que, aunque no me parecían negativos en su momento, ahora me parecen muy dañinos, muy tóxicos. “Qué bien estás”, “se te ve genial” o “estás mejor que nunca”, son esos comentarios lo que provocan que en mi cabeza haya un click que hace que empiece a asociar que bajar peso es estar mejor. Que cuanto menos pese, voy a estar más sano y atractivo.

Cuando pasa esto, empiezas a perder algunas funciones básicas del cuerpo. Empiezas a estar más irascible, con menos energía, sin libido. Pero sigues pensando en adelgazar.

--El libro empieza diciendo que esta es una batalla que aún sigues librando y que es un proceso en el que solo un 33% de las personas es capaz de superar la anorexia. ¿Cómo es el día a día de esa lucha?

--Hay veces que me canso, hay una parte mental de la enfermedad que ha llegado para quedarse y es algo que asusta. Físicamente he sido capaz de recuperarme, pero en lo que a salud mental se refiere no, y sigo arrastrando problemas con mi relación con la comida y con este trastorno y asusta, claro que asusta.

No sabes si lo vas a superar, si vas a tener recaídas, si la anorexia ha llegado para estar siempre contigo y eso es peligroso. Pero intento decir en el libro que es posible vivir con ello, y espero realmente que en algún momento todo esto quede en el pasado. Aún así, sé que corro el riesgo de que el proceso sea mucho más largo.

Otros casos

Como ya se mencionó, a paso lento pero firme, poco a poco los hombres que luchan contra estos trastornos se atreven a hablarlo en público. Por ejemplo, el actor Billy Bob Thornton --primer esposo de Angelina Jolie-- habló con franqueza sobre su batalla contra la anorexia hace poco más de dos décadas.

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Así luce el prestigioso actor Billy Bob Thornton actualmente. Él es de contextura delgada, pero a fines de los 90's emprendió una gran lucha contra la anorexia: llegó a perder 60 libras. Es de los pocos hombres famosos en reconocer su batalla. (AFP)

El actor levantó algunas cejas cuando apareció en la película de 1998, Armageddon luciendo muy frágil y demacrado. La mayoría pensó que había perdido peso naturalmente, pero Thornton dijo que su anorexia fue tan dañina que en un momento llegó a perder casi 60 libras.

Sin embargo, a propósito de los casos de los famosos que lidian con estos severos trastornos, una breve búsqueda arroja 30 actrices por cada actor, entre los que han sido noticia en el pasado por sus abruptos cambios físicos propiciados por los trastornos que, como se sabe, han llevado a la muerte no a pocos.

Tristemente, es posible que haya habido un antes y un después de la cantante Karen Carpenter, quien conquistó al mundo en los años 80 junto con su hermano Richard. El dúo Los Carpenters lo tenían todo, pero ella padecía de una extraña enfermedad: pesando 40 kilos, insistía en que estaba gorda.

La anorexia nerviosa era poco conocida entonces, pero letal, de manera que Karen no solo dejó de comer, sino que abusaba de los laxantes, hasta que su cuerpo no aguantó y, apenas a los 32 años, murió el 4 de febrero de 1983.

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