11/12/24 | 06:47am

 

Niños palestinos en el campo de refugiados de Nahr al-Bared.

 

 

 

Un centro educativo de la ONU en Cisjordania teme por su futuro y el de jóvenes palestinos

 

Louis Baudoin-Laarman, AFP

En un atestado campo de refugiados de Cisjordania ocupada, el centro educativo de la UNRWA representa un oasis para los jóvenes palestinos, pero su futuro se ve amenazado desde que Israel prohibió las actividades de esta agencia de Naciones Unidas.

En las instalaciones del centro de formación profesional del campo de Qalandiya, cerca del muro que separa Cisjordania de Israel, aprendices de fontanero ensamblan tuberías, futuros electricistas tienden cables y carpinteros en ciernes construyen un tejado.

Pero el aprendizaje de estos oficios manuales puede acabar pronto para estos adolescentes palestinos: en octubre, el Parlamento de Israel prohibió a la UNRWA operar en suelo israelí.

A Ahmed Nasif, un refugiado de 18 años, le cuesta imaginar su futuro si el centro de formación tuviera que cerrar a causa de esta ley.

Niños palestinos en el campo de refugiados de Nahr al-Bared.

"Muchos compañeros se quedarían sin ocupación, algunos no tienen los medios económicos para estudiar en otros institutos", dice a la AFP durante una clase en la que aprende a montar lámparas. "Aquí la formación es casi gratis", precisa.

Un poco más allá unas niñas palestinas hacen rondas al ritmo de los silbatos de su profesora de deportes en el patio de una escuela primaria, también gestionada por la UNRWA.

En la pared un grafiti en árabe rodeado de dibujos de mariposas y flores proclama: "Amo mi hermosa escuela".

Jonathan Fowler, portavoz de UNRWA en Jerusalén, advierte de las consecuencias socioeconómicas "potencialmente desastrosas" de un posible cierre, incluso parcial, de las actividades de la agencia.

"Si estos servicios no pueden funcionar (...) ¿quién proporcionará educación a los niños y adolescentes de este campo?", se pregunta.

Según Baha Awaad, su director, el centro forma a 350 estudiantes y no puede acoger a más por falta de autorización para ampliar los edificios.

¿Podrán los aprendices terminar su año escolar a la luz de las amenazas que plantea la nueva legislación israelí? "Honestamente, no lo sabemos", admite.

"Funcionamos como siempre, sin querer sembrar temor. Tranquilizamos a los estudiantes diciéndoles que hacemos todo lo posible para seguir enseñando aquí", añade.

¿Qué será de ellos si la escuela tiene que cerrar? "Si es un cierre permanente se quedarán sin opciones", lamenta.

Columna vertebral

Es difícil encontrar de la noche a la mañana una alternativa a la UNRWA, que comenzó sus operaciones en la región en 1950.

"No se puede simplemente apretar un botón y hacer desaparecer la UNRWA, para que alguien ocupe su lugar", señala Fowler.

"La ley es muy vaga en muchos puntos. ¿Cuál sería el objetivo? ¿Cómo se implementaría? Todo esto sigue siendo extremadamente incierto", adestaca.

La prohibición de la UNRWA hace temer que los empleados de la agencia tengan problemas para desplazarse en Cisjordania o para acceder a Jerusalén este, parte de la Ciudad Santa ocupada y anexionada por Israel, al no poder cruzar los puestos de control israelíes.

Lo mismo ocurre con los visados y permisos emitidos por las autoridades israelíes, documentos indispensables para entrar y circular libremente en los Territorios Palestinos.

Dos menores palestinos caminan por el campo de refugiados Nahr al-Bared.

Las autoridades israelíes fueron durante mucho tiempo muy críticas con esta agencia de la ONU.

Sus relaciones se deterioraron gravemente tras el inicio de la guerra en Gaza. Israel acusó a empleados de la UNRWA de haber participado en el ataque perpetrado en su territorio el 7 de octubre de 2023 por el movimiento islamista palestino Hamás.

La UNRWA es la columna vertebral de las operaciones humanitarias en favor de los palestinos.

En los 19 campamentos donde, según la UNRWA, hoy en día vive una cuarta parte de los 912.000 refugiados de Cisjordania, muchos dependen de los diversos servicios proporcionados por los 3.800 empleados de la agencia.

Es el caso de Ahmed Nasif, quien, antes de unirse al centro de formación profesional de la UNRWA, pasó por una escuela secundaria de la agencia y también recibió atención médica en una de sus clínicas.

"La situación es particularmente difícil para la clínica, de la que muchas personas dependen para medicamentos y tratamientos", relata.

"Si cierra se quedarán sin estos servicios", lamenta.

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